CRÓNICA DE CONCIERTO
León Benavente da miedo
La banda encabezada por Abraham Boba dio un aplastante concierto en Apolo asentándose en el rock invasivo con ingredientes electrónicos de su último disco, '2'
Jordi Bianciotto
Periodista
JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA
Se observan prejuicios alrededor de León Benavente: los ‘supergrupos’ echan para atrás y pende sobre Abraham Boba y compañía la sospecha del proyecto de laboratorio en el que cada ingrediente ha sido minuciosamente calculado para causar furor en las salas. Bien, dejando aparte el detalle de que las fórmulas matemáticas del éxito no existen, hay que afirmar que sí, que León Benavente incendia los escenarios y que lo hace utilizando ese punto de efectismo del que, a veces, los talentos se sirven para lograr sus propósitos.
Sí, están esas canciones con textos parecen eslóganes, como ‘Tipo D’, la que abrió el concierto de este jueves en Apolo (festival Guitar BCN, entradas agotadas), con tacto electrónico ‘krautrock’, que habla de desfalcos y de tarjetas ‘black’ y que explota en un estribillo imperativo (“¡quiero que esto sea un ‘hit’!”). O como ‘La ribera’, que describe parajes desolados al grito ‘in crescendo’ de “esto y esto se vende”. Piezas, ambas, que, como ‘California’, salen de su disco del año pasado, ‘2’, en el que abrieron el encuadre de ese rock intenso, con espasmos severos a lo Nick Cave & The Bad Seeds, cargando a la vez las tintas en materia de crítica social.
LÍDER EXTREMO
En el centro de la imagen, un Boba muy metido en su personaje de extremos, el predicador y el justiciero, soltando manotazos al teclado y moviéndose y gesticulando de un modo aparatoso. Las canciones, entre ellas las más poderosas del primer disco (‘Las hienas’, ‘Ánimo valiente’, ‘Estado provisional’) invitaban a esa expresión angulosa a través de su empaque invasivo, elaborado cuidadosamente por estos músicos procedentes de la banda de Nacho Vegas y de otros proyectos. Tras el rodaje de muchos meses de gira, León Benavente vino con impulso y arrolló en Apolo con un sonido y una actitud propios de un gran recinto.
Las cartas más acusatorias, en el tramo final: ‘Gloria’ (apuntando al menú de “fútbol, democracia y siesta”), ‘La palabra’ y la metafísica ‘Habitación 615’, reflexión crispada sobre la vida de una banda. En este punto de la noche, León Benavente ya no solo imponía sino que daba miedo, aunque los bises rebajaron la tensión con el asalto a ‘Han caído los dos’, de Radio Futura (con dos técnicos sumados a los teclados y la guitarra), y la ‘funky’ ‘Aún no ha salido el sol’, rumbo a los cánticos finales de ‘Ser brigada’. Atrás quedaba una sesión de rock agitador que no se ve todos los días.
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