TERROR JUVENIL

El día de las macetas

Salvador Macip y Ricard Ruiz Garzón ganaron el premio Ramon Muntaner de novela juvenil con el 'ecothriller' 'Herba negra'

Salvador Macip y Ricard Ruiz Garzón.

Salvador Macip y Ricard Ruiz Garzón. / FERRAN NADEU

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Una bonita y olorosa planta, una variante del ajenjo, la hada verde de la absenta, se ha puesto de moda y empieza a extenderse. Solo un joven al que ingresan en el ala de psiquiatría de un hospital de Girona sabe lo que se esconde tras esas macetas que todo el mundo se regala… y tras las matas que empiezan a proliferar por bosques y cunetas. Así empieza ‘Herba negra’ (Fanbooks), la novela con la que el investigador, escritor y divulgador Salvador Macip y el periodista y escritor Ricard Ruiz Garzón ganaron el premio Ramon Muntaner de novela juvenil, firmando como Macip Garzón.

Lo de la planta invasora remite inmediatamente (y más que lo hará a medida de que avanza la novela) a ‘El día de los trífidos’ de John Wyndham y a ‘El año de la plaga’ de Marc Pastor.  Ruiz Garzón añade entre las ficciones de las que son tributarios ‘L’olor de la pluja’ de Jordi de Manuel: “De Manuel y Pastor plantean tramas distópicas, ecoapocalípticas, en el marco del famoso ‘green punk’, el primero de ellos una Barcelona con sequía en el 2017 y el segundo con una invasión de plantas foráneas”.

En este caso, la planta campa por el norte de Catalunya. “Como ya he hecho en otras novelas, hemos aprovechado recursos clásicos de la novela de terror, de acción, apocalíptica en este caso, trasladándolos a escenarios que conocemos. Podemos hacer una novela como las que hacen los norteamericanos, con espíritu universal pero situándola en Olot, la Vall de Boí o la Garrotxa”, dice Macip. “Lo que hizo Balagueró. Ahora en la Garrotxa hay cosas que me dan yuyu”, añade Ruiz Garzón.

QUE UNA PLANTA DÉ MIEDO

El reto es que una plantita de supermercado sea el agente apocalíptico. Que dé miedo. “De las muchas versiones de la destrucción del mundo, quizá la más difícil sea hacer que la culpable sea una planta, la cosa menos agresiva y que menos miedo puede dar", explica Ruiz Garzón, que pone sobre la mesa la etiqueta del ’green punk’. “Hace tiempo que circula esta etiqueta para toda una serie de obras entre apocalípticas y distópicas en las que el clima, el medio ambiente y la naturaleza, están en el centro”, aclara. A Salvador Macip, responsable de un grupo de investigación sobre el cáncer en el Reino Unido, le correspondió aportar el componente científico a la historia. “Al  fin y al cabo es una historia de supervivencia de un ser vivo como cualquier otro, que estará mutando y evolucionando para sobrevivir el máximo; es la resistencia de la naturaleza, la capacidad que tiene para resistir lo que le echen y adaptarse a las nuevas condiciones pese a las catástrofes”.

Una variante del apocalipsis aparece aquí: el autoapocalipsis, infligido por la propia humanidad involuntariamente o incluso como suicidio colectivo. “¡Es que ha ganado Trump!”, bromea Ruiz Garzón. “La idea de que los malos puede que tengan un propósito positivo para el planeta con unos medios un poco radicales que pasan por cargarse media humanidad hace que sean unos malos un poco más interesantes”, plantea Macip. “Esto viene del concepto de Gaia, de plantear que quizás el ser humano es una enfermedad de la tierra. Y cada vez va a más, porque cada vez hay más indicios de que sí que lo somos”, responde Ruiz Garzón.

Otra etiqueta que cuelga de la novela es la de novela juvenil. Los autores creen que está en la banda alta de la novela juvenil, con protagonistas de 17 o 18 años y un tono pensado para lectores más adultos.

¿Ha sido difícil conseguir que una plantita dé miedo? “El miedo depende de cómo lo construyes –argumenta Macip-. No hace falta quela planta ni se mueva ni muerda. Los zombies son la cosa que menos miedo debería dar. Son cadáveres medio podridos, lentos y que se caen si les das un golpe... Bueno, los de ahora que trepan muros, no”.