CRÍTICA DE CINE

'Las inocentes': religión y embarazo

El drama de Anne Fontaine, ambientado en la Polonia justo posterior a la segunda guerra mundial, quizás habría necesitado de un trabajo de realización más incisivo

QUIM CASAS

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Aunque el punto de vista del relato pertenece a una joven doctora francesa que trabaja para la Cruz Roja Internacional en la Polonia inmediatamente posterior al final de la segunda guerra mundial, 'Las inocentes' quizás habría necesitado de un trabajo de realización más incisivo a cargo de algún cineasta polaco, ya que lo que cuenta el filme es como un grupo de monjas de este país fueron humilladas y repetidamente violadas por los soldados soviéticos tras concluir el conflicto, y las repercusiones, en forma de bebés inicialmente no deseados, que se vivieron entre las cuatro paredes de ese convento convertido en microcosmos de la irracionalidad y violencia que toda contienda bélica implica.

Quizás habría sido mejor Pawell Pawlikowski, responsable del filme polaco más importante del 2015, 'Ida', que también versa sobre una monja, aunque la historia guarda escasa relación con la de 'Las inocentes'. Pero es solo una suposición, por supuesto. Anne Fontaine, directora de estilo algo académico (su filme sobre la juventud de Coco Chanel es un buen ejemplo) cumple bien en las directrices del drama severo, contenido, pero se la nota algo confusa cuando intenta entrar de lleno en las contradicciones de este grupo de monjas ante algo tan brutal para su mundo como puede ser el embarazo tras la violación. Si ya de por sí es un dilema, entre novicias que se niegan a ser atendidas por un médico, tan siquiera a enseñar su cuerpo, resulta más devastador.

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