La música del Mediterráneo invade la ONU

El espíritu viajero y curioso por otras culturas del Mediterráneo que encarnaba Ramón Rull, de quien este año se conmemora el 700º aniversario de su muerte, se instaló este sábado en la Sala de los Derechos Humanos y la Alianza de las Civilizaciones de la ONU, en Ginebra, bajo la cúpula de otro mallorquín, de Miquel Barceló. Este espíritu fue interpretado por 15 artistas o formaciones de 12 países en el primer Concierto del Mediterráneo por el entendimiento entre culturas que empezó con un minuto de silencio por las casi 20.000 mil personas que han perdido la vida intentando llegar a esta orilla del mar que, en palabras de la princesa marroquí Lalla Hasnaa, "en el pasado fue fuente de vida y ahora es un cementerio".

Una tercera personalidad mallorquina, la cantante Maria del Mar Bonet que ha dedicado toda su vida profesional a perseguir este diálogo mediterráneo ha sido fundamental en la organización de este concierto con su asesoramiento. A ella correspondió abrirlo con tres canciones ('Desde Mallorca a l’Alguer', 'La Dama d’Aragó' y 'Sempre hi ha vent'), y siguió con un momento mágico, cuando unió su voz a la de la griega María Farantouri en una canción de Mikos Theodorakis.

El concierto, con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica Real de Marruecos, dirigida por Toni Cuenca, siguió con interpretaciones de Aïcha Redouane (Marruecos), Hani Mitwasi (Jordania), Yosra Zekri (Túnez), Hossam Ramzy (Egipto), Sílvia Pérez Cruz (España), Sapho (Francia), Vakia Stravou (Chipre), Le Trio Joubran (Palestina), Renzo Spiteri (Malta), Francesca Schiavo (Italia), Tania Kassis y Ara Malikian (Líbano).

Sus estilos eran muy distintos, desde el más tradicional de la cantante marroquí, al operático de la intérprete tunecina, el 'chansonnier' de la francesa, al jazzístico del percusionista egipcio, o el inclasificable y siempre excitante del gran violinista que es Malikian, pasando por la canción napolitana.

'AVE MARÍA ISLAMO-CRISTIANA'

Un momento de gran intensidad fue 'Ave Maria islamo-cristiana' en el que Kassis y un cantante cuyo nombre no aparecía en el programa intercalaban la letra de la pieza cristiana con un llamamiento del muecín acompañados por el violín de Malikian. La interpretación puso al público en pie.

El concierto acabó con todos los cantantes y músicos en el escenario para estrenar 'Viento del Sur', un himno por la paz en el Mediterráneo, compuesto por Cuenca. El público que llenaba la sala, formado mayoritariamente por diplomáticos e invitados se sumó a la música en varios momentos con sus palmas.

El concierto fue organizado por la Fundación Onuart y producido por Mediapro, encargada de la retransmisión a numerosos países. Esta iniciativa aspira a tener continuidad tanto en Ginebra como en otros lugares emblemáticos del Mediterráneo "como pueden ser Tánger (Marruecos), o en las pirámides de Egipto, o en Jerash en Jordania", según indicó Miguel Ángel Moratinos, presidente de la entidad organizadora.

AUSENCIAS MUY LLAMATIVAS

En el programa había un equilibrio exquisito con siete intérpretes de una orilla y otros siete de la otra, y con la orquesta marroquí dirigida por un catalán. Sin embargo, había ausencias muy llamativas considerando que los países ribereños del Mediterráneo son 24 y que todos fueron invitados a participar. La de Israel por ejemplo, país que renunció a participar por ser el concierto en sábado, día del sabath, "lo que es un inconveniente para muchos artistas", según explicó Moratinos.

También resultaba llamativa la ausencia de Turquía, país que con España ha sido un puntal de la Alianza de las Civilizaciones, o la de Argelia, explicada por el protagonismo que ha tenido Marruecos en esta primera edición del concierto poniendo así en evidencia la situación de conflicto entre los dos países magrebíes.

También estaban ausentes países pequeños como pueden ser Montenegro o Croacia. Pero la ausencia sin duda más llamativa dada la dramática situación que se vive en el Mediterráneo era la de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Curiosamente, su sede está a un tiro de piedra del edificio de las Naciones Unidas donde se celebraba el concierto. Queda claro que en este Mediterráneo nuestro todavía falta mucho diálogo.