El 'e-book' se queda lejos del 'sorpasso'

Las informaciones sobre la caída del libro electrónico no se ajustan a la realidad, ya que no tienen en cuenta la edición independiente y la autopubicación, pero sí es cierto que se ha frenado su crecimiento y se ha estabilizado en cuotas máximas del 30%

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ERNEST ALÓS / BARCELONA

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En octubre de 2009, en la Feria del Libro de Fránkfurt se presentaba un estudio que coparía titulares: las proyecciones de la industria indicaban que el libro digital sobrepasaría al libro impreso en el año 2018. La aceptación del ‘e-book’, adoptado lentamente por el público tras el lanzamiento del Kindle a finales del 2007, creció exponencialmente a partir de las Navidades del 2010 (el año 2011 las ventas se incrementaron en Estados Unidos un 201%) y en el 2013 un informe similar adelantaba el momento del ‘sorpasso’ al año 2017. Pero nada de eso ha sucedido, y en los últimos meses varios informes han anunciado que el reflujo ya ha empezado, con caídas de ventas digitales en EEUU y el Reino Unido. ¿Era el ‘e-book’ una burbuja que ha empezado a pinchar? ¿Es el libro de papel un invento imbatible llamado a perdurar?

CRECIENDO HASTA TOPAR CON EL TECHO DEL 30%

El informe ‘Global eBook. A report of market trands and developments’ ‘Global eBook. A report of market trands and developments’dirigido por Rüdiger Wishenbart y presentado en la reciente feria del libro de Londres, plantea que se ha llegado al “fin del principio de lo digital”, con una “estabilización” del formato del ‘e-book’ y “el inicio de la transición a una nueva fase” centrada en las posibilidades del ‘smartphone’. Esta estabilización, sostiene el voluminoso estudio, deja a EEUU y Reino Unido, los pioneros en la adopción del libro electrónico y también en el frenazo de su crecimiento, justo por debajo de la cuota de mercado del 30%. En los países donde hay más campo a recorrer (Alemania con un 4,3% del mercado, España con un 5%, Francia con un 5,7%, Italia con un 3,4%), sostiene, el crecimiento aún no se ha detenido. Y recuerda que estas cifras se refieren al total del mercado editorial, incluyendo el libro de texto y otros sectores donde la presencia de lo digital aún es testimonial. Las editoriales centradas en el libro 'de librería' reportan que el porcentaje de sus ingresos digitales ya ronda el 10%, y el informe destaca que en algunos nichos, como la ficción más comercial, incluso en países como Alemania, con un ritmo de implantación más lento, las cifras se acercan al 30% para el 'e-book'.

PERO, ¿Y LA CAÍDA DE QUE HABLAN LOS EDITORES?

La alerta más reciente llegó el pasado mes de abril, con el informe anual de la asociación de editores de EEUU (AAP), que registraba un incremento de sus ventas del 0,8% entre los años 2014 y 2015 (sin contar libro de texto y académico, en plena caída), pero al que se llegaba gracias a un notable incremento del libro de tapa blanda (16%) y del audiolibro digital (39%) mientras que caían el libro de tapa dura (0,5%) y sobre todo el ‘e-book’ (-9,5%), tras dos años prácticamente planos. Según las cifras facilitadas en mayo, en una conferencia en la Book Expo America, por Kempton Mooney, investigador jefe de Nielsen en EEUU, tras llegar el ‘ebook’ al cénit en el 2013, con un 28% de la cota de mercado en apenas cinco años, en el 2015 se había quedado en el 24%.

En el Reino Unido, el primer frenazo llegó en el 2015. Según un estudio publicado el pasado mes de febrero por la revista especializada ‘The Bookseller’, los cinco grandes grupos editoriales del Reino Unido vieron por primera vez en el año 2015 un descenso en las ventas del libro electrónico, con una caída del 2,4%, tras el crecimiento del 15% del año anterior. Sin embargo, según Steve Bohme, investigador jefe de Nielsen Book UK, en el 2015 la cuota de mercado del ‘e-book’ pasó del 26% del mercado al 27%, “un crecimiento que se puede atribuir completamente al aumento de compras de libros publicados por Amazon o autopublicados”.  

EL CRECIMIENTO OCULTO DE LA AUTOEDICIÓN

Así que las cifras oficiales que contabilizan solo los grandes grupos editoriales ofrecen cifras negativas porque no incluyen el libro autopublicado, que sigue creciendo (suma el 22% del mercado editorial británico, mientras que en EEUU el 37% de los ‘e-book’ no tienen registro ISBN siquiera y  los cinco mayores grupos editoriales han pasado del 46% al 34% del mercado).¿Cuál es el balance de sumar la caída de los ‘cinco grandes’ y esa cifra opaca de los ‘indie’? Quizá una línea plana. Quizá un cierto crecimiento, pero punto a punto, lejos del ‘boom’.

La caída de las ventas de los ‘e-book’ señalada por la asociación de editores de EEUU “tiene que ver con la subida de precios digitales, resultado de los nuevos contratos que han firmado los grandes grupos editoriales con los canales digitales”, recuerda Carmen Ospina, directora de estrategia digital del Grupo Penguin Random House. Ciertamente, empezó en cuanto pactaron con Apple una subida de precios para parar los pies a Amazon con su política de descuentos salvajes, y se consolidó cuando esta, aunque la justicia norteamericana declaró ilegal el pacto de los editores, ha ido aceptando el modelo de 'contrato de agencia' (el editor fija el precio de venta) con una mano mientras con la otra fomentaba la autoedición.

Según AutorEarnings.com, un (discutido) método de medición patrocinado por el escritor e ingeniero Hugh Howey, no es cierto que el crecimiento haya sido plano. Mientras crecen en la sombra los libros autopublicados, con precios de 2,99 a 5,99 dólares frente a los 9,99 a 11,99 de los ‘cinco grandes, “en realidad, el mercado del e-book de eeuu sigue creciendo si hablamos de facturación”. El problema es cuánto. Según Javier Celaya (dosdoce.com, y autor del capítulo dedicado a España del Global Ebook Report), tanto como pafra que el 'sorpasso' sea real, pero esta vez en el 2020.

En los principales mercados de la Europa Continental (y eso explica que aquí aún se crezca), los editores están en otra fase. “Aquí los precios poco a poco van bajando, y las ventas van subiendo, aunque con un solo dígito, no el 25% del año pasado”, apunta el director del área digital del Grupo Planeta, Santos Palazzi. Cada país a un ritmo distinto, va pasando de la rebaja del 10% al 20% del precio digital respecto al de papel que se planteó inicialmente a un 30/40%. Y a eso se debería añadir, según Javier Celaya, que en el mercado hispano el aumento de ventas ‘online’ de las editoriales independientes y la autoedición (sostiene que uno de cada cuatro ‘e-books’ vendidos es autoeditado, y que en este sector los crecimientos son del 30%) también obligaría a corregir las cifras al alza.

SUMEN (O RESTEN) ADEMÁS LA PIRATERÍA

Para acabar de complicar el panorama, en el caso de España las dimensiones reales del consumo de libros electrónicos no se deberían desprender de las cifras de facturación sino de las estimaciones de la piratería. En este sentido, el último estudio de consumo de contenidos digitales del Observatorio de la Piratería (en base a 50.000 encuestas del panel de consumo de la empresa de medición de audiencias GfK) señala que el 15% de los españoles admitían en el año 2015 leer libros electrónicos pirateados, frente al 11% del 2014. Un estudio encargado por la Conselleria de Cultura de la Generalitat de Catalunya avisaba de que el último libro leído por el 8,9% de los catalanes encuestados era digital, pero que solo el 1,6% pagaron por él y el 7,3% lo bajaron gratis. Que el 61,3% solo leían en digital gratis, el 10,8% solo pasando por caja y el 27,8% alternaban comercio legal y piratería. Es decir, que en España (y quizá en otros países europeos) el porcentaje de lectura digital quizá sea homologable al anglosajón, con cerca del 20%; con la diferencia de que solo una cuarta parte de esa lectura aparecería reflejada en las cifras del mercado legal.

NO LEE QUIÉN SE ESPERABA, NI EN EL DISPOSITIVO QUE SE CREÍA

Uno de los elementos más importantes para explicar el “relativamente bajo techo” del libro electrónico, observa el estudio coordinado por Wishembart, es que “no ha penetrado de forma uniforme todos los segmentos de la lectura, sino más bien lo contrario”. Sus primeros seguidores fueron lectores intensivos de media edad, no locos de la tecnología, y los géneros en los que se ha asentado son los ‘best-sellers’, especialmente en géneros como la romántica, la fantasía y el erotismo, pero no en la no ficción. Así que unoi de los motivos para que la progresión del ‘e-book’ no haya sido la que muchos pronosticaban es que, a diferencia de otros consumos culturales, la pantalla no ha arrasado en este caso entre los jóvenes, sino en público más maduro. Los jóvenes ven el mundo a través de una pantalla, sí, pero la usan para otras cosas, no para leer (libros). En el 2015, por ejemplo, el descenso de ventas de ‘e-books’ en EEUU fue especialmente fuerte en la categoría de ‘young-adult’ (-43%).

Y si no lee quien los apóstoles digitales creían, tampoco lo hacen en los soportes que la industria esperaba. “Han bajado de una forma brutal las ventas de ‘e-readers’ de tinta electrónica, la gente se está acostumbrando a leer en una tableta o ‘smartphone’, y prefiere viajar con un aparato que con dos”, sostiene Santos Palazzi. Aunque en esto también cuenta la poca obsolescencia de los ‘e-readers’: dispositivos robustos, con pocas averías, y sin innovaciones continuas que obliguen a cambiar de dispositivo. Quizás eso, curiosamente, facilite que el ‘e-book’, con ‘sorpasso’ o sin él, haya llegado para quedarse.