ENTREVISTA

"No me gusta el indie hecho para vender cazadoras de cuero y gafas Ray-Ban"

El cuarteto gallego Triángulo de Amor Bizarro publica su cuarto disco, 'Salve discordia', en el que su trepidante, atronador y violento indie-rock amplía sus recursos y gana claridad en los estribillos. Al habla su cantante y bajista Isabel Cea

Triángulo de Amor Bizarro.

Triángulo de Amor Bizarro. / periodico

NANDO CRUZ / BARCELONA

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El cuarteto gallego Triángulo de Amor Bizarro publica su cuarto disco, 'Salve discordia', en el que su trepidante, atronador y violento indie-rock, tan devoto de Motörhead como de My Bloody Valentine, amplía sus recursos y gana claridad en los estribillos. Al habla su cantante y bajista Isabel Cea.

¿Cómo fue la vida del grupo hasta lograr su contrato discográfico? Dimos nuestro primer en Madrid, en un bar de heavies de Carabanchel, para que nos vieran dos discográficas: Limbo Starr y Mushroom Pillow. Habría 15 personas y allí nos ficharon. Habíamos dedicado tres años a grabar la primera maqueta. Lo aprendimos todo con esas canciones: a tocar los instrumentos, a darle todas las vueltas a las canciones y Rodrigo, a hacer de productor. Cuando las acabamos teníamos el primer disco hecho.

¿No habían tocado nunca en Galicia? Sí. Aprendimos a tocar delante de la gente. Algunos salías pitando de los baretos del ruido. Pero no nos daba miedo. Sabíamos que aprendíamos más en un concierto de 10 personas que en 20 horas de ensayo.

¿Ya sonaban tan atronadores? ¡Claro! Cuando ahorramos dinero para un pedal, compramos el que más ruido hacía: un Fender Blender. Era un infierno. Con ese hacías más ruido que con ningún otro. Lo primero que debe haber es intensidad y potencia.

Tendrían problemas con los dueños de los bares. Sí, y eso se mantiene. Como mujer, tengo que escuchar muchos consejos paternalistas, pero a ti nadie te tiene que decir cómo debes sonar. Y aún hoy te cortan la potencia a la mitad por miedo a que les revientes el equipo.

El disco arranca diciendo: "Niña, no es demasiado tarde para romper un par de cristales a los que quieren aprovecharse de ti". Es una más de sus frases de impacto directo. Esta, violentamente feminista.  El mundo es violentamente machista. No puedes no tener esto claro.

Siempre se habla de machismo en la música sale el tema de los técnicos de sonido. ¿Me puedes poner algún otro ejemplo? Yo soy la que tiene más afinidad con los técnicos. Y los micromachismos están generalizados en la sociedad. Me toca muchísimo las narices el Día de la Mujer Trabajadora. ¿Quién trabaja más en este puto planeta que las mujeres? Otra cosa es que no estén remuneradas. Pero, ¿cosas puntuales en la música? En todos los camerinos veo pollas pintadas en las paredes. Parece una obsesión de los hombres eso de vincular el rock con el falo.

Siempre vais al límite: de velocidad, de volumen, verbalmente... Entendemos la música como un arma arrojadiza, una forma de liberarnos y llegar más allá de nosotros mismos. Tenemos muy claro que no podemos ser un grupo estándar. En los ensayos nos dedicamos a llevar al límite una idea. Siempre vamos hasta el final. Pase lo que pase y caiga quien caiga.

¿Qué os mantiene en sintonía con el indie y qué os aleja de él? Se supone que lo independiente está fuera de fórmulas estudiadas, pero si el indie no tiene riesgo ya no me interesa. No me gusta ese indie hecho para vender cazadoras de cuero y gafas Ray-Ban. Me gusta el que tiene algo de verdad, de esperanza, de riesgo, de carácter... El indie que complace, que mete a 5.000 personas porque entra muy bien pierde el sentido original.

Guille Milkyway, de La Casa Azul, lamentaba ya hace años que en todos los festivales tocaban los mismos grupos españoles. ¿Tú lo notas? ¡Cómo no lo voy a percibir! Se escoge a unos grupos porque se sabe por estudios de mercado que aunque sean muy ligeros y no digan demasiado, van a llenar. Y ahí se pierde la oportunidad de saber si propuestas de riesgo podrían funcionar. Al principio no se sabía si Michael Jackson funcionaría. Y grupos que hoy nos parecen 'mainstream' de toda la vida, al principio eran extraños y arriesgados. Muchos festivales calculan si les merece la pena apostar por ti. Lo entiendes. ¡Y agradecido de que te lleven! Pero la falta de riesgo y curiosidad que esas empresas generan en la gente para vender un cupo fijo de entradas es parte de una rueda. ¿Y quién tiene la culpa?

Tanto 'Agricultura livre', de Emilio José, como su disco, en títulos como 'Euromaquia', dan la sensación de venir de una Galicia que se siente muy alejada de España y de Europa, una Galicia desamparada. Es una sensación real. Galicia está repartida en parroquias. Estamos todos un poco lejos de todos. Y estar tan esquinados durante tantos años influye. Con toda la materia prima y todo lo maravillosa que es, Galicia siempre se maltrató y menospreció. Como dice Rosalía de Castro, España fue muy mala madre. Y con Galicia lo fue especialmente. Tenemos una sensación de desamparo y, al mismo tiempo, de realidad paralela. No queremos que nos expliquen la realidad desde fuera y de una forma déspota. Intentamos entender nuestra realidad y explicarla. Y eso la música te lo permite mejor.