'BEST SELLER' MUNDIAL

Paseo por la senda del mal romana

El escritor italiano Donato Carrisi publica su novela 'El cazador de la oscuridad', un 'thriller' con secretos vaticanos

Donato Carrisi ante la Penitenciaria Apostólica

Donato Carrisi ante la Penitenciaria Apostólica / periodico

ELENA HEVIA / ROMA

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No es la Roma de la Vespa y los enamorados en Piazza Spagna. Tampoco la bella y decadente de ‘La gran belleza’ con sus desenfrenos hasta la madrugada. Es la ciudad eterna del Divino Carrisi, Donato, el escritor de 'thriller' de moda en Italia y aún más en Francia, donde tiene legiones de seguidores. Allí el italiano ha vendido un millón de ejemplares y en los 24 idiomas restantes dos millones más. Las historias de Carrisi están marcadas por las sombras que proyectan las viejas iglesias, secretos inconfesables de la Curia romana, las revelaciones y las anomalías que se desprenden de las antiguas representaciones del mal y los asesinatos vinculados a ese mundo sombrío y conspirativo. Estamos en este terreno y así le gusta señalarlo a Carrisi con una voz calma y unas pausas dramáticas no muy alejadas del legendario y escalofriante tono de Jiménez del Oso (Iker Jiménez está muy lejos de provocar aquel miedo), si no fuera porque a Carrisi se le nota en el fondo el sentido del humor.

Así que pasear con Carrisi por Roma para hablar de su novela 'El cazador de la oscuridad’ (Duomo), que llega el lunes a las librerías, es como leer uno de sus libros. Si se quiere disfrutar hay que suspender la incredulidad y seguir los pasos del padre Marcus, miembro de la Penitenciaría Evangélica y la fotógrafa de la policía Mila Vasquez, protagonistas de una narración que intenta desvelar una serie de asesinatos diabólicos. Es el contrapunto fantasioso de la vida real, la de los romanos inmersos en un Jubileo durante el cual el Papa Francisco ha decidido perdonar el aborto.

En el Palazzo de la Cancillería, detrás de Campo de’Fiori, se aloja la Penitenciaria Apostólica, un archivo vaticano que despertó la imaginación de Carrisi. “Históricamente, solo el Papa podía absolver los pecados mortales más graves, como por ejemplo, el asesinato. Más tarde, esa función pasó a un obispo y así nació la Penitenciaría organizada por los dominicos. El resultado es uno de los archivos criminales más grandes del mundo, superior al FBI, Scotland Yard o la Interpol, aunque los pecados sean anónimos”. 

La inventiva del escritor  ha convertido al padre Marcus en el último de los penitenciarios, cuando en la actualidad es un departamento con muy buena salud y muchos miembros. “Se  me acusa de tener mucha imaginación, es cierto. Por eso escribo novelas”, se defiende Carrisi, que pese a echarle fantasía no ha llegado a enfurecer a  la Curia Romana como lo hizo Dan Brown. 

Hay muchas estaciones en este paseo por la senda del mal romana. La Iglesia de San Luis de los Franceses y allí, el famoso cuadro de Caravaggio, ‘El martirio de San Mateo’. Buen conocedor de la vida canallesca romana, el pintor puso en el centro de la acción al matón y no al santo. “Para que exista un mártir es necesario un asesino. Para que Jesús cumpla su destino hace falta un Judas”, explica Carrisi.

HUELLAS DIABÓLICAS

En el Café de la Pace, uno de los más antiguos de la ciudad, también escenario de la novela, Carrisi se asombra de los paralelismos entre un asesino de niños de los años 70, que fue la base de su tesis para sus estudios de criminología, y un penitente del siglo XVI que cometió un crimen similar. “Las palabras y la actitud de uno y otro son casi las mismas”. En una de las Iglesias gemelas de la Piazza del Popolo el autor ha encontrado las huellas de los ritos satánicos que, al parecer, se practicaban en la ciudad eterna en uno de los cuadros que suelen exponerse allí. Es una Madonna con un pentáculo y un segundo niño Jesús a lo lejos, sin ojos.

Partidario de una Iglesia esotérica y con secretos, al Carrisi escritor, creyente pero no practicante, no parecen gustarle mucho las medidas revolucionarias del actual Papa. “Creo que las cosas no son blancas y negras. Veo mucho márketing en lo que está haciendo Francisco, además con su talante revolucionario, está destrozando aspectos esenciales de la Iglesia”. De ahí a decir que Francisco le está abriendo la puerta al diablo, frente a un Iglesia debilitada, solo hay un paso. El escritor no le importa cruzar ese umbral. Al y al cabo, las actividades diabólicas son el abono perfecto para sus historias. 

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