Bowie y el cine, algo más que un capricho

El cantante desarrolló una carrera como actor mucho más sólida que la de otras estrellas musicales tentadas por la pantalla

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QUIM CASAS / BARCELONA

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El cine siempre ha sido una tentación para las estrellas del pop. Dan fe de ello Elvis Presley, Ricky Nelson, Mick Jagger, Madonna, Tom Waits, Prince, Sting, Bob Dylan, Jewel o Courtney Love. David Bowie, eminente artista visual, actor de sus propios personajes (Ziggy Stardust, Aladdin Sane), preocupado siempre por la escenografía y la puesta en escena de sus conciertos, no podía ser menos. Y lo que empezó como una curiosidad, como un coqueteo, se convirtió en una carrera actoral mucho más sólida que la de otros compañeros de tablas musicales.

Bowie debutó en la gran pantalla con 'The man who fell to Earth' (1976), un largometraje de ciencia ficción de Nicolas Roeg, cineasta británico especializado en dirigir a 'rock stars': en 1969 había lidiado con Mick Jagger en 'Performance'. Bowie encarna a un extraterrestre desclasado a quien la humanidad corrompe. La película fue un fracaso comercial en su momento, pero hoy es pieza de culto. A Bowie le gustaba mucho. Las hieráticas cubiertas de sus discos 'Station to Station' y 'Low' son fotografías de este filme.

El alienígena de 'The man who felll to Earth' le iba como anillo al dedo. No ocurrió lo mismo con su papel en la decadente 'Gigolo' (1977) de David Hemmings, con Marlene Dietrich y Kim Novak de 'partenaires'. Otro fracaso. Pausa y reflexión. El cantante no volvió al cine hasta 1983, cuando hizo doblete en 'El ansia', un relato de vampiros posmodernos dirigido por Tony Scott, con Bowie en el papel de un vampiro eterno fagocitado por Catherine Deneuve, y 'Feliz Navidad, Mister Lawrence', de Nagisa Oshima, en la que brindó su mejor composición en un duelo de músicos de altura basado en la violencia, la humillación, la lealtad y la homosexualidad: Bowie es un oficial británico en un campo de prisioneros japonés comandado por Ryuichi Sakamoto.

Antes de estos dos filmes, el músico realizó en 1982 dos incursiones en el teatro y la televisión. En los escenarios, con una nueva versión de 'El hombre elefante', y en la pequeña pantalla, con 'Baal', según la obra de Bertold Brecht. Con esta actuación se ganó por primera y única vez la aprobación total de crítica y público.

SECUNDARIO DE LUJO

A partir de ahí, se sucedieron los personajes más secundarios o anecdóticos; en 'Los desmadrados piratas de Barba Amarilla' (1983), un indigesto cóctel cómico con miembros de Monty Python, Cheech y Chong y Marty Feldman; 'Cuando llega la noche' (1985), un buen 'thriller' de John Landis en el que hizo un cameo como asesino a sueldo; 'La última tentación de Cristo' (1988), en el breve papel de Poncio Pilatos; 'Twin Peaks. Fuego camina conmigo' (1982), como un agente de aparición fantasmática; 'Basquiat' (1996), como Andy Warhol; 'Zoolander' (2001), en el cometido del hombre que arbitra el duelo entre 'top models', y 'El truco final (El prestigio)' (2006), como el inventor Nikola Tesla.

Si en la fantasía de Jim Henson 'Dentro del laberinto' (1986) hizo un poco el ridículo, lo bordó en 'Principiantes' (1986), donde encarna a un ejecutivo, versiona el clásico italiano 'Volare' y se marca una coreografía sobre una máquina de escribir gigante. El director de la película, Julien Temple, había realizado dos años antes para Bowie el videoclip 'Jazzin’ for Blue Jean', de 20 minutos de duración, en el que el cantante impuso la idea del clip musical como concepto narrativo, con una historia que sirve de prólogo y epílogo a la filmación de la canción 'Blue Jean'.

En el campo del videoclip Bowie intentó aportar constantes innovaciones, desde 'Ashes to ashes' (1980), uno de los primeros clips de autor, hasta 'The Stars (are out tonight)' (2013), protagonizado con Tilda Swinton, un monumento a la imagen andrógina que tan bien cultivó en toda su carrera el músico y actor.