EXPERIMENTO EN PÚBLICO

Un fecundo Mazoni

El cantautor de La Bisbal mostró las sugerentes canciones que compuso a lo largo de sus 31 días de residencia en Arts Santa Mònica

Mazoni, durante su actuación del martes en Arts Santa Mònica.

Mazoni, durante su actuación del martes en Arts Santa Mònica.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Ante esa idea de que el artista debe funcionar al margen de toda presión, sin quedar sujeto a imperativo alguno más allá de su graciosa creatividad, Jaume Pla, Mazoni, respondió encerrándose seis horas al día durante un mes en el Centre Arts Santa Mònica para componer canciones imponiéndose plazos de entrega. Eso está bien. Hay que trabajar. Aunque en la vida el esfuerzo no siempre se traduce en resultados, el cantautor pop de La Bisbal demostró el martes que había sacado partido del trance: siete flamantes canciones hablaron por él.

Vimos a un Jaume Pla con valor para exponerse a la audiencia (que llenó el claustro del Santa Mònica) sin mayor protección que su intuición a la hora de defender él solo unas canciones recién salidas del horno, sin elaboración de estudio, ni producción, ni arreglos. Un Pla adaptable a diversos instrumentos, uno por cada canción, y capaz de sacar partido de ocurrencias y sugerencias cazadas al vuelo, como en 'Sempre que te'n vas a l'Índia', que confeccionó, dijo, a partir de 35 propuestas que le transmitieron sus seguidores vía Facebook, y que interpretó acompañándose de bruscos acordes de guitarra eléctrica. Esta fue una de las más interesantes, como 'Som exponencials', cántico folk visionario en el que se acompañó de la acústica, y la emotiva, intensa, 'Quant temps fa que no plores', al piano (rojo).

Fundido con harmonium

Otras piezas tuvieron un aspecto menos capital, como la primera de la sesión, 'Vol 714 a Sidney', guiño a Tintín con ukelele, y la impulsiva, muy breve, 'Desig imbècil', basada en el bajo e influida, apuntó, por Nirvana. 'Tennista hedonista' fue un experimento electrónico inspirado por Cabo San Roque, con espasmos maquinales asociados a un texto erótico («mi primera canción sobre sexo; nunca me había atrevido») y, al final, antes de un doble bis en el que rescató, muy relajado, 'Purgatori' y 'El riu', asomó otra canción prometedora, 'Somnis', entre oleajes de harmonium y con tenues vistas al crepúsculo. 31 días intensos y, sobre todo, fértiles.