Homenaje a la juventud en Luz de Gas

El recital en memoria de Tony Ronald celebra los clásicos pop de los 60 y 70

Tony Ronald

Tony Ronald / periodico

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Tony Ronald sería un tipo encantador, intérprete poderoso, pionero del beat y productor con buen ojo, pero el lunes, en Luz de Gas, se rindió homenaje a algo más grande que él: a aquella década prodigiosa, aquellos años que, quienes los vivieron (y, desafiando la frase hecha, se acuerdan), siempre parecen encantados de revivir con orgullo y sentimiento, convencidos de que no ha habido una época como aquella, ni recuerdos tan dorados como los suyos. En realidad, fue un homenaje a la juventud, a la de quienes subieron a escena y la de quienes les contemplaron entre la sonrisa y la lágrima.

La evocación coqueteó con el peterpanismo cuando Santi Carulla, eterno mozalbete, abrió con Jóvenes, y se asentó en la dulce nostalgia en los pases de Enric Milián, de Santabárbara (Charly) y Ángela, de Nubes Grises (Blue bayou). Hizo bien Frank Mercader, codirector de la banda (junto a Santi Picó), al quitar hierro y azúcar al pentagrama con su What a wonderful world pasado por el filtro de Ramones. Y Llorenç Santamaria, el más lozano de los seniors, alternando su eterna balada, Para que no me olvides, con el rock'n'roll de El rey.

Presentó Albert Malla, y desfilaron la joven Jess Marben, el compositor Casimiro Ortega y los hijos de Tony Ronald, encabezados por Dani, que se alió con Monica Green en When I fall in love. Y hubo serias andanadas rockeras con Pere Gené (Lone Star) y esa revisión de Los Salvajes que responde por Delfín Fernández Band. Gené sonó feroz en Sobreviviré («solo tengo un lema / muerte al sistema») y el clásico Mi calle. Y Fernández y compañía (es decir, los también exsalvajes Sebastià Sospedra y Julián Moreno), arremetieron con convincentes asaltos a Soy así y su versión de Satisfaction, de los Stones.

La inclusión en el cartel de David Civera parecía fuera de lugar, pero descubrimos el sentido cuando el turolense explicó que Julie, hija de Tony Ronald, fallecida el pasado febrero de cáncer, fue su road manager durante ocho años. Se llamaba igual que la primera esposa del cantante holandés, gogó pionera, y a ambas les dedicó en su día Amado Jaén (Los Diablos) la alegre Oh, Julie, que sonó en Luz de Gas en versión colectiva.

'HELP' EN FAMILIA / Momentos emotivos, recordando que, ese lunes, Ronald habría cumplido 73 años. Faltaron más canciones de su repertorio en el concierto (muchos aún mencionan su fogosa Unchained melody, con la que nadie se atrevió), lo cual acentuó ese carácter de homenaje a toda una época. Solo en el tramo final se rescataron Dejaré la llave en mi puerta y un Help (Ayúdame) con foto de familia. Por cierto, menudo tipo, Tony Ronald, capaz de grabar una pieza titulada igual que un éxito universal de los Beatles.