Jorge Zepeda: «La trata de personas da visos siniestros al prostíbulo»

Entrevista a Jorge Zepeda, ganador del premio Planeta 2014 con 'Malena o el fémur más bello del mundo'

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ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Jorge Zepeda Patterson (Mazatlán, Sinaloa, 1952) ha dirigido varios diarios mexicanos y ha escrito ensayos sobre las estructuras de poder de su país. Pero decidió abordar esos mismos temas desde la novela negra con Los corruptores (2013). Y el Premio Planeta le ha llegado ya con su segunda obra de ficción, Milena o el fémur más bello del mundo, una historia protagonizada por una joven croata convertida en prostituta de lujo por las redes mafiosas rusas y ucranianas que operan en Marbella.

-¿Qué relación hay entre esta novela y su anterior obra, Los corruptores?-Se leen en sí mismas, pero he utilizado un poco la manera de Henning Mankell. Es decir, incorporo parte de los personajes de la novela anterior, los Azules, aunque en una coyuntura totalmente distinta. Pero el personaje central, que es Milena, es de esta segunda novela exclusivamente.

-Para quien no leyera Los corruptores, ¿quiénes son los Azules?

-Son unos amigos de la infancia que a los 43-44 años se vuelven a reencontrar. Tomás, un periodista que con el tiempo deviene director de un periódico, Jaime, que ha sido director de los servicios de espionaje en México, y Amelia, una activista social de causas feministas a la que las circunstancias convierten en líder del partido de izquierdas, son una especie de justificeros que acuden a la tragedia que está viviendo Milena, que como resultado de una vendetta llega a México después de haber sido explotada sexualmente casi diez años en Marbella, pero atesorando una libreta negra con secretos explosivos sobre cúpulas de poder acá en España.

-El tema del tráfico de personas y la explotación de la mujer se podría haber tratado perfectamente desde México. ¿Por qué lo traslada al Este de Europa y España?

-Me interesaba mucho dar cuenta de que los estados nacionales están totalmente desbordados. Hoy la vida parroquiana está fragmentada en la globalización. Un cártel mexicano está presente en Argentina, está presente acá, está presente en todo el sur americano, se explica por la necesidad de droga en EEUU. Y el tráfico de personas ha adquirido una dimensión totalmente distinta. Esta visión romántica del prostíbulo de pueblo como lugar de encuentro de placer donde todo el mundo se la pasa bien ha adquirido a causa del tráfico de personas unos visos absolutamente siniestros. No quería abordar el tema como un asunto regional. Y hablar de la frontera México-EEUU es casi hablar de un país subsumido, es algo mucho más vasto que esto.

-¿Qué tipo de explotación sufre una mujer que teóricamente vive envuelta en un cierto lujo?-Es una modalidad de esclavitud sexual que se ha puesto de moda como resultado de la globalización de estas mafias, originalmente rusas. Consiste literalmente en esclavitud: ni se recurre el subterfugio de tienes una deuda conmigo, cuando la pagues... No, no, eres propiedad. Estas prostitutas de precio muy alto viven en casas de donde salen a las citas con un esbirro, terminan el servicio y vuelven a la casa. Aquella que intenta escapar puede ser asesinada o víctima de escarmientos brutales y salvajes. Es la reactualización de una versión muy, muy salvaje de la prostituciñón que creíamos que había desaparecido.

-¿La Marbella del libro es la de Jesús Gil, la posterior...?

-Yo lo que intento es actualizar esa corte pintoresca de Gil y Gil, que en realidad se ha sofisticado muchísimo. Los verdaderos titiriteros de Marbella hoy en día son ejecutivos, lavadores de dinero, financieros, que operan a través de Gibraltar, con experiencia en Londres, en Wall Street, que son los que están detrás de esas mafias rusas, de esos jeques que necesitan colocarse sus recursos. Estos brokers vinieron a sustituir al empresario original, medio primitivo, de Marbella. Estos son, en realidad, los verdaderos amos del universo.

-Por cierto, usted fue director de Letizia Ortiz en el diario Siglo XXI. ¿Cómo era como becaria?-Bastante eficaz. Llamé al director del suplemento de ocio, Tentaciones, para decirle que no podía ser que el 80% de las notas fueran firmadas por esa mujer. Me dijo que el suplemento era semanal, y que le entregaba tres notas al día. Así que decidimos que la mitad los firmara con su segundo apellido. ¡En realidad tuvimos a dos reinas!

-Me extrañó que el 5 de junio dijese que solo tenía un primer borrador de la novela y que le faltaba mucha escritura cuando el 15 de octubre se cerraba el plazo del Planeta.

-Eso fue una excusa. Yo la entregué una semana antes del 15 sabiendo que entraba en un limbo, que se cerraba en octubre, en el que no podía decir que la estaba sometiendo a un premio. Yo quería quitarme de encima la monserga de tener que ir dando explicaciones, que un mes o dos después me fueran preguntando cómo estaba la novela. H