García Márquez, en tres vídeos

El sensible mundo de Gabo, el discurso de aceptación del Nobel y la polémica por sus propuestas gramaticales en Zacatecas, en imágenes

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Tras serle concedido el premio Nobel de Literatura en 1982, y antes de la ceremonia de entrega, RTVE dedicó un especial a Gabriel García Márquez en el que califica el galardón como "un poco abrumador" porque "pesa mucho". "El premio Nobel pesa como responsabilidad y eso es para bien. Pesa para mal por la enorme cantidad de fama suplementaria que trae y que creo que para mí no era necesaria", explica García Márquez. En el mismo especial, el premiado afirma que siempre se ha considerado un periodista, explica porqué no tenía previsto vestir de frac en la entrega del galardón, comenta la relación que tenía con sus 15 hermanos y descubre que quien más influyó en él fue su abuela materna, a la que califica de "sumamente supersticiosa" y de la que afirma que tenía "un hilo con los poderes sobrenaturales".

"Yo soy simplemente un observador de la realidad nuestra, una realidad para la cual tengo una sensibilidad especial, por eso me cuesta mucho salirme de mi mundo, porque tengo una sensibilidad especial para este mundo en que nací y es con esa sensibilidad con la que yo trabajo. Me niego a salir de ella, me ha ido muy bien con ella", explica García Márquez sobre cómo se inspira para escribir. "Parto de una imagen", afirma respecto a cuál suele ser su fuente de inspiración.

Defensa de la imaginación

García Márquez escribió un breve discurso, 'La soledad de América Latina', que leyó como aceptación del premio Nobel de Literatura de 1982. En el texto, ‘Gabo’ hizo un repaso a la singularidad de América Latina, una cerrada defensa de la imaginación, un homenaje a la poesía y un reconocimiento del Nobel como galardón. "Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra", leyó el escritor en Estocolmo el 10 de diciembre de 1982.

El escritor y periodista colombiano concluyó su discurso con una rotunda defensa de la poesía: "En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte. El premio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humildad, como la consoladora revelación de que mi intento no ha sido en vano. Es por eso que invito a todos ustedes a brindar por lo que un gran poeta de nuestras Américas, Luis Cardoza y Aragón, ha definido como la única prueba concreta de la existencia del hombre: la poesía", aseveró.

Polémica con la ortografía

"Me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los qués endémicos, el dequeísmo parasitario, y devuélvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?", afirmó García Márquez en su discurso en la apertura del primer Congreso Internacional de la Lengua Española en Zacatecas, en la primavera de 1997. La propuesta del premio Nobel de Literatura creó una gran polémica que llegó a los lectores y los escritores, además de a los lingüistas y los gramáticos.