LA GEOGRAFÍA

Las atracciones Apolo, Can Jorba y el Barrio Chino

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Ya desde la portada de Un jardín abandonado por los pájaros, donde una foto de Francesc Català-Roca devuelve el icónico y gigantesco árbol que cada Navidad se colocaba en Portal de l'Àngel, se aprecia la voluntad de hablar de una Barcelona que ya no existe. Poca gente recuerda, no así Marcos Ordóñez, que en el quinto piso del desaparecido Can Jorba, en la terraza, se instaló un mini-zoológico destinado a los niños, con un león y unos chimpancés enjaulados, que estuvieron allí durante décadas hasta que envejecieron. Y que junto a la actual Sala Apolo había unas atracciones de feria en la que un Dragón de ojos esquinados y grandes colmillos se tragaba unas vagonetas y fomentaba las pesadillas de los niños.

Esa Barcelona fantasmal, submarina, como de continente perdido, está focalizada en el libro en el barrio de los abuelos maternos del escritor, el Raval, que también compartieron vital y literariamente Maruja Torres, Terenci Moix o Papitu Benet i Jornet .

«Aunque hay una diferencia de edad, porque yo soy más joven, pero el Barrio Chino que ellos reflejaron no es muy distinto que el que yo conocí, con aquella atmósfera tan popular y napolitana», constata el autor.

Aquella Barcelona parece tener hoy muchos más puntos con común con la actual, azotada por la crisis. «Creo que aquella vida de barrio ha regresado para muchos. Y es natural porque cuando empiezan a faltar las cosas o te muerdes o te abrazas».