La propuesta más destacada

Filmar lo imposible

Un fotograma de la película 'El atlas de las nubes', de los hermanos Wachowki y Tom Tykwer.

Un fotograma de la película 'El atlas de las nubes', de los hermanos Wachowki y Tom Tykwer.

N. S.
MADRID

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¿Cómo llegó a cobrar vida la que sin duda es, por ahora, una de las películas más ambiciosas de este siglo? En la primavera del 2005, los hermanos Wachowski se encontraban en el rodaje de V de Vendetta, de la que eran guionistas y coproductores, cuando Lana -que, recordemos, es transexual y hasta el 2002 respondía al nombre de Larry- vio a la actriz Natalie Portman con una ejemplar de El atlas de las nubes, la aclamada novela escrita por David Mitchell un año antes (publicada en España por Duomo Ediciones). Decidió empezar a leerla y, casi a la vez, también lo hizo Andy. Poco después, ya se la habían recomendado a su buen amigo Tom Tykwer. De repente, tenían algo entre (seis) manos.

Seguro que es posible escribir una novela más complicada de llevar al cine que esa, pero hay que ponerse. Compuesto de seis narrativas conectadas entre sí -un viaje marítimo en el siglo XIX, un drama de época, un thriller político, una aventura cómica, un cuento de rebelión y un relato posapocalíptico- y una multitud de personajes repartidos en distintos siglos, el libro posee además una compleja estructura: los capítulos aparecen ordenados cronológicamente hasta la mitad del libro, y a partir de entonces este se rebobina como un palíndromo.

Desde el principio los cineastas supieron que no podrían respetar ese formato, que el público no iba a soportarlo. Pasaron semanas concentrados en Costa Rica diseccionando las historias en cientos en escenas, y mezclándolas en función de similitudes entre personajes y situaciones. Decidieron que cada uno de sus actores asumiría varias personalidades distintas -hombres interpretarían a mujeres y viceversa, blancos harían de coreanos, negros harían de blancos, y jóvenes se meterían en la piel de ancianos-, para subrayar las reflexiones del libro sobre la reencarnación de las almas y también para reivindicar que todos somos iguales con independencia de la fachada en la que hemos nacido, y todos deberíamos ser capaces de tener el aspecto más acorde a nuestro yo interior. Para Lana, aquel mensaje tenía un significado especial.

Tras ingresar más de mil millones en todo el mundo gracias a la taquillera trilogía Matrix, los hermanos Wachowski solían gozar de una credibilidad tremenda en el mundillo de Hollywood, pero su película más reciente, Speed Racer (2008), fue un carísimo fracaso comercial. Si a eso añadimos el riesgo que entrañaba en sí mismo un proyecto tan extraño, es lógico que reunir 75,7 millones de euros -presupuesto enorme para una película independiente- requiriera un esfuerzo titánico.

También en Mallorca

Finalmente, lograron obtener dinero de Warner Bros, inversores asiáticos y europeos y el propio bolsillo de los Wachowski. Empezaron a rodar en septiembre del 2011 entre Alemania, Escocia y Mallorca. Los hermanos se encargaron de las dos historias futuristas y la ambientada en el siglo XIX; Tykwer, de las tres situadas en los siglos XX y XXI.

Un año después, presentaban en el Festival de Toronto una película cuyo asunto esencial es la lucha del hombre contra la opresión, y una reivindicación de la libertad de los artistas para crear únicas absolutamente únicas, y tan fallidas como fascinantes.