LA RESACA DE LOS PREMIOS DE LA ACADÈMIA DEL CINEMA CATALÀ

«Europea y catalana»

Triunfador 8 J. A. Bayona, durante su discurso tras ganar el Gaudí a la mejor película europea.

Triunfador 8 J. A. Bayona, durante su discurso tras ganar el Gaudí a la mejor película europea.

JULIÁN GARCÍA
BARCELONA

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La semana pasada se supo que los históricos estudios de sonido Sonoblok cerraban sus puertas del Poblenou. La noticia tuvo poco eco, pero es de las que duelen en cuanto reflejo del momento de precariedad que sufre la industria cultural en Catalunya. Sonoblok fue un estudio de sonido y de doblaje pionero desde los años 60, por lo que resultó emocionante escuchar a J. A. Bayona dedicar su premio Gaudí a la mejor dirección a su madre («la culpable más grande de que yo me dedique a esto»), pero también a las escuelas de cine y a los estudios de sonido, en alusión al cierre de Sonoblok. «No podemos permitir perderlos, porque son nuestro patrimonio industrial y hemos luchado mucho para llegar hasta aquí»,dijo el director de Lo imposiblecon la voz trémula y los ojos vidriosos en la que iba a ser su gran noche: seis premios Gaudí de seis nominaciones, entre ellos el de mejor película europea, y la sensación, quién sabe, de que puede repetir el éxito en los Goya el próximo día 17.

Los Gaudí, cuya quinta edición tuvo lugar la noche del domingo en el BTM, son unos premios singulares porque nacen de la necesidad de valorar el cine hecho aquí y potenciar la industria propia, pero cuesta lo suyo saber qué significahecho aquío industria propia;todo ello aderezado con el ruido de fondo del debate lingüístico. Por esa razón se entregan tres premios a las mejores películas en función del idioma y la razón social de su producción. Por eso puede ganarBlancanieves el Gaudí a la mejor película en lengua catalana aunque sea muda y las interpretaciones labiales sean en castellano; yLo imposible conquistar el Gaudí a la mejor película europea (que no catalana) aunque la mayor parte de su equipo artístico y técnico sea catalán.

Un éxito «vuestro»

«Yo soy más artista que burócrata, y Lo imposiblees una película europea, pero también es catalana», dijo Bayona en un discurso de clara afirmación de lohecho aquí y laindustria propia,pero también de expansión. Abrir puertas, romper fronteras.«Cuando empezamos el proyecto, una de las cosas que más orgullosos nos hacía sentir es que la haríamos nosotros. Y no podemos entender el éxito de esta película si vosotros no lo sentís como vuestro también», exclamó el director barcelonés. «Nuestra generación tiene muchas ganas de hacer cine, pero cine que hable de la vida de manera ambiciosa, que sea capaz de emocionar y dejar bocabiertos no solo al espectador de aquí sino al de todo el mundo».

El año pasado, lo recordarán, la ceremonia de los Gaudí trajo cola. Las pullas en contra de los recortes y la corrupción política lanzadas desde el escenario, sazonadas con algunos chistes de sal gruesa, provocaron el monumental enfado delconsellerde Cultura, Ferran Mascarell, con el presidente de la Acadèmia del Cinema Català, Joel Joan. Este año, la ceremonia, presentada por Andreu Buenafuente, dejó mucho mejor sabor de boca y elconsellerpasó del ya histórico«no me ha gustado nada, nada, nada»del 2012 al«ha sido una muy buena gala», asumiendo como inevitables las quejas efectuadas por algunos premiados sobre la subida del IVA y la corrupción. Aunque para reivindicación, la de Montserrat Carulla, que recibió el Gaudí de Honor de manos de Joel Joan.«Me presentaré. Soy Montserrat Carulla, actriz catalana e independentista». Ovación de gala, genio y figura.«Y añado: pero mi independentismo no va contra nadie. Admiro la cultura y la lengua del pueblo español, pero la admiro y la quiero a mi lado como amiga en libertad».

La gala, que tuvo una audiencia en TV-3 de 506.000 espectadores y una cuota de pantalla del 17,4% (la más vista de las cinco celebradas hasta ahora, quizá por haber sido en domingo en lugar de en lunes como las precedentes), sirvió también para despedir a Joel Joan como presidente de la Acadèmia después de cinco años de aventura.«Para ser presidente se debe ser imbécil o ególatra, y yo reúno las dos cualidades»,dijo Joan con crudo sarcasmo. «¡Larga vida al cine catalán!»,pidió el actor y director en el adiós de su controvertida, pero siempre arrojada, etapa al frente de la Acadèmia.

Vea el vídeo del discurso de Montserrat Carulla con el móvil o en e-periodico.es