RELECTURAS DE LOS CLÁSICOS

El Prado en clave contemporánea

La Fundación Godia exhibe 50 piezas de artistas actuales inspiradas en la colección de la pinacoteca

'Acróstico de burro IV', grabado, litografía y serigrafía de Miquel Barceló.

'Acróstico de burro IV', grabado, litografía y serigrafía de Miquel Barceló.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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Tiziano fue una de las grandes fuentes de inspiración de Rubens. El autor deLas tres gracias copió y versionó diversas telas del maestro italiano. Años después, Velázquez volvió su mirada hacia sus predecesores e hizo lo propio. Así, enLas hilanderas, el sevillano incluyó en el fondo del cuadro una copia deEl rapto de Europa del maestro italiano, tela que ya había sido versionada previamente por el pintor flamenco en un cuadro homónimo. Son ejemplos de cómo la historia del arte se nutre de las miradas cruzadas de los creadores de diferentes generaciones. Y en esa dinámica, la del diálogo de los artistas actuales con sus antecesores, se enmarca la actual exposición de la Fundación Godia:El Museo del Prado y los artistas contemporáneos, desde hoy y hasta el 13 de mayo en la casa Garriga i Nogués, que recoge obra gráfica y seriada de la colección que alberga los Amigos del Museo del Prado.

La muestra, comisariada por el historiador Francisco Calvo Serraller, invita a 24 creadores españoles contemporáneos de cuatro generaciones diferentes -el nacido antes es Ramón Gaya (1910-2005) y la más joven Naia Del Castillo (Bilbao, 1975)- a mirar el pasado artístico que alberga la pinacoteca y «a sacar lo mejor del museo y de sí mismos», además de profundizar en la idea de que «el arte no tiene fronteras ni límites cronológicos», apunta Nuria de Miguel, secretaria general de la fundación madrileña. De manera que el diálogo entre el hoy y el ayer coge forma de aguafuerte, aguatinta, serigrafía, litografía y fotografía; y se produce tanto desde la abstracción como desde la figuración.

La forma de acercarse a los maestros que custodia el Prado también es diferente para cada artista. Así, los hay, como Gustavo Torner y Susana Solano, que hablan sobre conceptos generales tales como la calidad y excelencia de los cuadros allí expuestos, el primero; y el ritmo, colores y texturas del arte, la segunda. Más concretos son otros creadores que focalizan sus reflexiones sobre lienzos específicos. En este punto, la producción de Velázquez protagoniza muchas de las relecturas actuales.

Cristina Iglesias y Albert Ràfols-Casamada parten deVista del jardín de la Villa Medici en Roma;Las Meninas son objeto de atención de Ramón Gaya, Isabel Quintanilla y Ouka Leele; Mientras que Guillermo Pérez Vilalta opta porLa fragua de Vulcano yMercurio y Argos; y Antonio Saura se fija en laLa venerable madre Jerónima de la Fuente para su reflexión. Pero hay más piezas inspiradoras comoLas tres gracias, de Rubens, reducidas a columnas salomónicas por la línea de Andreu Alfaro yRetrato de caballero, de Juan Bautista Maíno, que Blanca Muñoz sintetiza en una gorguera sin fin.

El origen de esta interacción entre el arte contemporáneo y el clásico surge de un ciclo de conferencias organizado entre 1989 y 1990 por el Museo del Prado en el que los creadores más actuales explicaban su experiencia en la pinacoteca, fuente de inspiración, según reconocieron, para todos ellos. Una ascendencia que Miquel Barceló materializó con dos bodegones, presentes en la exposición, y resumió al final de su intervención: «Vuelvo al Prado como un animal al abrevadero o como un insecto al charco. Bebo de estas espesas aguas oscuras que alimentan y contemplo mi reflejo movedizo sobre el rostro imperturbablemente sereno de estos santos, reyes y vírgenes que son pintura y que tal vez nunca fueron más que pintura».