Sátira política sin freno

el problema de la sátira deSi, primer ministrees que ya se nos queda corta. Las corruptelas del primer ministro británico y de su inefable séquito (secretario de Estado, secretario privado y consejera política) dieron en la diana en la legendaria serie de la BBC que cautivó a la propia Margaret Thatcher. Pero hoy casi parecen un juego de niños comparado con las semanas que vivimos de una revelación tras otra. No obstante, el Condal se apunta un tanto, con un gran equipo artístico, al presentar la versión teatral que ha triunfado en el West End de Londres.

No es, sin embargo,Sí, primer ministre una pieza de carcajada simplona. Ni la que se espera con un protagonista como Joan Pera. Porque sí hay humor inglés, cómo no, pero soterrado en unos diálogos a veces demasiado cargados de información sobre mercados financieros, prima de riesgo o la construcción europea. Cuestiones de alta política, en definitiva, de un contexto muy británico que pueden resultar menos atractivas para el espectador de aquí.

Pero ese inicio algo moroso se desvanece cuando la trama deSi, primer ministrese encamina hacia un episodio delirante en el que se mezcla un importante contrato de gas con un país llamado Kumranistán vinculado a una petición impresentable de su ministro.

La comicidad se desata en esa segunda parte con Pera al mando de las operaciones. Compone un Jim Hacker que no abusa en exceso del histrionismo sano, tan natural en el actor, pero que tiene muchaconya.

DEBUT TEATRAL / La dirección de Abel Folk se mueve en ese sentido, el de controlar que la cosa no se vaya de madre, y cuenta con la complicidad de un reparto tan experto como el que forman Carles Canut, Victòria Pagès, Dafnis Balduz, Marta Angelat y Ferran Rañé. Por si fuera poco, la obra se cierra con un cameo en un diálogo (grabado en vídeo) que supone el debut teatral de la que fue la entrevistadora nacional de Catalunya.

QueSí, primer ministresale con fuerza quedó claro en un estreno con pleno político. En primera línea estaban elconsellerMascarell, el teniente de alcalde Ciurana y Pere Navarro. El líder del PSC buscó sosiego en el Condal tras un día ajetreado en el comité ejecutivo de su partido.