análisis

Las ideas y la memoria

Quim Casas

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La obra cinematográfica deJorge Semprúnse asocia indefectiblemente al cine político practicado en los años 60, cuando esta tendencia se convirtió en un género codificado.JorgeSemprún colaboró como guionista en tres de los filmes que cimentaron el prestigio deKonstantin Costa-Gavras, y puede que sean ésos, y no ninguno de los rodados después por el realizador, los que mejor definen, no solo el estilo deCosta-Gavras, sino también la esencia de ese cine político tan ligado a la época que le vio crecer.

Z(1969),La confesión(1970) ySección especial(1975) certificaron la validez puntual del cine político europeo, tres filmes escenificados porCosta-Gavrasa partir de unos guiones definitorios en su fórmula y en su contenido. Pero siendo los trabajos deSemprúnmás reputados en el género político, están por debajo del de otra película,La guerra ha terminado(1966), en la que su escritura reflexiva, en este caso con no pocos elementos autobiográficos, se puso al servicio de las concepciones narrativas tan atrevidas deAlain Resnais, el denominado cineasta de la memoria.

Las ideas y la memoria. Así es como podría definirse el encuentro entreJorge Semprún yAlain Resnais.

A través de una relación sobre el pasado y el presente en un mismo plano narrativo, habitual del director de cine francés, JorgeSemprúnelaboró uno de sus discursos más precisos sobre la necesidad de la lucha, el agotamiento moral, el desgaste de la clandestinidad, la añoranza y la supervivencia de unos valores ideológicos.

Jorge Semprún repitió conAlain Resnais enStavinsky(1974), sobre un atractivo gángster y embaucador, demostrando que la precisión quirúrgica de sus palabras podía acoplarse a contextos históricos y estilos bien distintos. El personaje encarnado porYves Montand enLa guerra ha terminado, un militante comunista español que se plantea y replantea no solo su lugar en el mundo, sino el papel de las ideologías, volvería al cine, de la mano del mismo actor y con guión también deSemprún, enLas rutas del sur(1978). Pero la dirección recayó, en este caso, en Joseph Losey, quien no extrajo el mismo partido a esta visión lúcida y desencantada de la lucha política.