un título mítico en la historia del coliseo barcelonés

Cinco horas con Wagner

El bajo alemán Hans-Peter König, destacado especialista en Wagner, en una escena del primer acto de Parsifal, que el director Claus Guth sitúa en un sanatorio.

El bajo alemán Hans-Peter König, destacado especialista en Wagner, en una escena del primer acto de Parsifal, que el director Claus Guth sitúa en un sanatorio.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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El Liceu se prepara para revivir su pasión por Wagner con el estreno, mañana, de una nueva producción deParsifal.Se trata de un título mítico que se escuchó por primera vez en el coliseo barcelonés la misma noche en que el templo wagneriano de Bayreuth perdía los derechos de exclusividad sobre la obra, hace justo 98 años: el 31 de enero de 1913.

El Liceu se adelantó, de ese modo, al resto de teatros europeos, que estrenaron al día siguiente el testamento de Wagner. «La ópera empezó a las once de la noche y terminó a las cinco de la mañana», explica Joan Matabosch, director artístico del Liceu, que se ha adelantado al centenario de aquel estreno histórico encargando al alemán Claus Guth la puesta en escena de esta coproducción con la Ópera de Zúrich. El montaje, bajo la dirección musical de Michael Boder, titular de la Orquestra del Gran Teatre del Liceu, dura cinco horas y cuarto, descansos incluidos.

FUNCIÓN NÚMERO 100 / La de mañana será la función número 100 deParsifal en el Liceu. Guth culmina con esta producción su inmersión en Wagner. En los últimos dos lustros ha montado todas sus óperas cronológicamente, a excepción de una. «Es especial estrenarParsifalen Barcelona, no solo porque aquí se estrenó primero fuera de Bayreuth sino porque tengo el mejor elenco del mundo», asegura. En el primer reparto cuenta con Klaus Florian Vogt (Parsifal), Anja Kampe (Kundry), Hans-Peter König (Gurnemanz), Alan Held (Anfortas), Boaz Daniel (Klingsor) y Ante Jerkunika (Titurel).

El director aporta dinamismo aParsifal, una obra bastante estática, y utiliza las largas transiciones musicales para mostrar elementos que ayuden a conectar con los personajes principales. «Me he centrado en imágenes concretas que destacan la historia de los personajes sobre los que gira el tema central de la obra», dice el director, que sitúa la historia entre la primera y la segunda guerra mundial. El primer acto transcurre en un sanatorio con reminiscencias del que retrató el escritor Thomas Mann enLa montaña mágica.

MENOS RELIGIOSA / La apuesta de Guth -con una estudiada escenografía giratoria- resta presencia a los elementos religiosos de la obra de Wagner. El director establece un paralelismo entre la desorientación de Europa tras el gran conficto de 1914 y la decadente comunidad del Grial. «Ambos mundos están marcados por la inseguridad, la incertidumbre, la pérdida de valores», destaca. «Sus habitantes quieren recuperar la claridad y el orden. Hay una necesidad colectiva de hallar algo que dote de sentido a su existencia, a alguien que les guíe», dice Guth, que debutó en el Liceu con Los maestros cantores (2008-09).

El director compara a Parsifal, este ser puro y piadoso que redimirá a los caballeros del Grial, con la compleja Kundry, esclava del mundo masculino. «Tanto él como ella se ven forzados a realizar acciones determinantes que no querían asumir», sentencia Guth.