Roger Waters traerá 'The wall' a Barcelona en el 2011

El excantante de Pink Floyd recorrerá 30 ciudades de Europa en una espectacular gira que revivirá el histórico disco de 1979

La icónica imagen del disco 'The wall', clásico de Pink Floyd de 1979.

La icónica imagen del disco 'The wall', clásico de Pink Floyd de 1979. / ap / Matt Dunham

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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Unas cuantas arrugas en el rostro, el pelo fuerte y recio, ligeramente canoso, la cintura esbelta y una cabeza lúcida y crítica. Roger Waters es uno de esos genios del rock que ha desafiado al tiempo, conservando un halo juvenil en sus ideas y en sus gestos. El excantante y fundador del grupo Pink Floyd cumplirá en septiembre 67 años y lo va a celebrar con una gira por 30 ciudades europeas, entre ellas Barcelona y Madrid, que requerirá mucha energía. «Hace dos semanas que, por primera vez en mi vida, estoy haciendo ejercicio con un entrenador personal», comenta en la entrevista celebrada esta semana en un hotel de Londres, con motivo de la presentación de los conciertos.

«Son ejercicios cardiovasculares y de flexibilidad, pero es muy duro», señala, esbozando una sonrisa. Waters va a revivir  The wall, uno de los más grandes éxitos de la que fuera su banda, 30 años después de la primera presentación al público. El show solo pudo verse entonces en cuatro ciudades por los elevadísimos costes de la puesta en escena. Ahora, el complejo y espectacular montaje se beneficiará de las nuevas tecnologías, con videos en tres dimensiones, filmaciones e imagenes digitales.

The wall llegará a Barcelona el 29 de marzo del 2011; a Madrid lo hará cuatro días antes, el 25. «La diferencia entre el show de ahora y el de hace 30 años es que ahora habrá muchas más proyecciones. Hay mucha gente trabajando desde enero, editando, con 3D, 4D, con cine, utilizando los ordenadores para crear imágenes y formas que no se podían hacer antes. Vamos utilizar una pantalla enorme y espero que todo eso pueda ayudar a la narrativa, porque lo que quiero es contar una historia; es lo que me gusta. Quiero que la gente se pregunte el por qué de lo que vaya viendo».

AUTOBIOGRÁFICO / The wall tiene mucho de autobiográfico y una de esas  imágenes del concierto será la del joven Waters encerrado en su habitación, bebiendo y fumando. «La música es la misma que la gente conoce desde hace 30 años y la historia es la de un chico asustado que  crea sus propios muros entre él y el resto del mundo, porque está avergonzado y tiene miedo. Ahora estamos  tratando de construir con ese contenido un mensaje más universal y más político. Tratamos de explicar que esa actitud también puede  ser la de algunos países que ponen barreras  y pantallas de separación con el resto del mundo».

Waters  recuerda que la gestación del álbum, entre 1978 y 1979, fue muy dura por muchas y diferentes razones. «Es ridículo, pero como banda estábamos tratando de negociar  los impuestos con las autoridades británicas. Terminamos perdiendo casi todo y nos exiliamos en Francia durante seis meses y luego en Estados Unidos durante cinco meses más. Además, el grupo se estaba rompiendo en pedazos, y había muchas tensiones. Fue un periodo muy productivo,  pero muy difícil». Waters dejó Pink Floyd en 1984 y comenzó una carrera en solitario durante la que ha publicado tres álbumes, The pros and cons of Hitchhiking (1984), Radio K.A.O.S. (1987) y Amused to death (1992).  En el 2005 salió a la calle  Ça ira, una opera en tres actos traducida del libreto escrito por el francés Etienne Roda-Gil sobre la historia de la Revolución Francesa.

GENTE JOVEN / Ahora, en  plena madurez, Waters asegura en él no queda nada del joven  asustando y avergonzado que un día fue. «Cuando escribí The wall era alguien menos abierto a la idea de comprometerme con otra gente. Eso también lo sentía cuando actuaba. Ahora realmente disfruto con la audiencia de una manera que impensable cuando era joven, Entonces tenía miedo de que me atacarán y cosas así». Waters espera que el nuevo montaje atraiga a mucha gente joven a los conciertos europeos. «Creo que la historia de mi propio miedo y el sentido de pérdida, unido al sentido del ridículo, la vergüenza y el castigo, sean una alegoría para preocupaciones más grandes, como el nacionalismo, el racismo, el sexismo o la religión».