NORMATIVA MUNICIPAL CUESTIONADA

El Tribunal Superior anula parte del plan de usos de Ciutat Vella

Una de las protestas vecinales por los pisos turísticos de la Barcelona, en septiembre.

Una de las protestas vecinales por los pisos turísticos de la Barcelona, en septiembre.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Ciutat Vella, como epicentro de la efervescencia turística de Barcelona, selló con un plan de usos modificado en el 2013 las bases del pretendido equilibrio entre la creciente actividad económica del distrito y la calidad de vida de sus vecinos. Para unos (el sector hotelero, de la restauración y del ocio, así como los gestores de pisos turísticos) se quedó corto y para otros (vecinos y grupos políticos se quejaron de que se abriese la puerta a proyectos hoteleros en casos muy concretos) fue demasiado generoso. Pero a resultas de aquella medida, una empresa del grupo inmobiliario Núñez y Navarro, disconforme con esos términos, llevó el caso a la justicia. Rechazaban el plan en conjunto y en especial diversos artículos que afectaban a su actividad, hotelera. El resultado es una sentencia del Tribunal de Justícia de Catalunya (TSJC) del pasado julio que supone un serio traspiés para la normativa. Los magistrados estiman que el plan de usos sí tiene validez como instrumento legal para acotar la actividad de pública concurrencia, pero echa por tierra su modus operandi clave: el traspaso de licencias. La primera consecuencia de esta sentencia es que el plan especial para regular los pisos turísticos en toda la ciudad presentado la semana pasada ya prohíbe los traspasos.

Pero este ámbito es solo la punta del iceberg, ya que la sentencia establece que "deberán ser anuladas" varias condiciones del plan de usos que aluden a los cambios de licencia entre edificios y titulares. Los responsables del distrito admitieron ayer que la filosofía del plan de usos queda avalada por el Tribunal Superior de Justícia (al vertebrarse en cuestiones de urbanismo y medioambiente y no en cercenar la libre actividad económica), aunque no así "sus mecanismos".

Argumento

"La exigencia contenida en el plan referida a la previa renuncia a una o varias licencias de actividades anteriores ya existentes en la misma zona para poder solicitar una nueva representa una ilícita intromisión tendente a la extinción de derechos adquiridos regladamente con arreglo a la normativa anterior", destaca la resolución judicial. Y alude también a que "no es menos grave" la situación de quienes sin tener licencia previa se ven excluidos de su "reglado derecho de solicitarla y obtenerla salvo acudiendo a un mercado de venta o renuncia a su favor" por parte de otros titulares. Por todo ello, "se estima en parte" el recurso de Josel, SL y se ordena la anulación de tres artículos del plan de usos.

La sentencia, que no es firme, ha sido a su vez recurrida por el equipo de Xavier Trias, pero el ayuntamiento ya ha empezado a actuar en consecuencia. Además de prohibir el traspaso de licencias de pisos turísticos, está "estudiando" nuevas fórmulas para mantener a raya la actividad de pública concurrencia en Ciutat Vella que no pasen por el cambio y reventa de licencias, una cuestión que afecta de pleno a todo tipo de negocio de alojamiento, pero que también abre la puerta a dar marcha atrás a los traspasos de restaurantes y discotecas, entre otros.

Opciones

Uno de ellos podría ser el mismo procedimiento que se ha seguido en el caso de las viviendas de uso turístico del conjunto de la ciudad, donde el plan especial (para toda Barcelona) establece que no haya ni una más de las actuales 9.606. El objetivo final es la reagrupación en edificios completos, pero descartados los traspasos será necesario que se den previamente bajas voluntarias de licencia. Será el ayuntamiento quien las vuelva a conceder en el mismo número.

Cabe recordar que en Ciutat Vella, como fijó su plan de usos de distrito, los 606 pisos con licencia sí deben aglutinarse antes de seis años (les quedan 4,5). Esta circunstancia, unida a la baja cifra de pisos autorizados, ha llevado en los últimos tiempos a la reventa de permisos a precios disparatados, hasta 90.000 euros, que solo podían pagar grandes inversores que adquiriesen edificios completos para ese uso turístico. Con la nueva prohibición, las licencias en edificios de vecinos de Ciutat Vella ya no pueden revenderse y están condenadas a extinguirse en cuanto se complete el plazo. Se acabó el pelotazo especulativo.