MOVILIDAD URBANA

Ciclistas en rojo

La mala convivencia marca el debate sobre si las bicis deben poder saltarse los semáforos

Un grupo de ciclistas circulan por el carril bici del paseo de Sant Joan, ayer.

Un grupo de ciclistas circulan por el carril bici del paseo de Sant Joan, ayer.

JOAN CAÑETE BAYLE

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"Indisciplinados, incívicos, mimados por las autoridades, impunes, incluso mal educados y prepotentes". No es el colectivo del ciclista urbano en Barcelona el más popular de la ciudad, así que no extraña que vuelen las (agrias y generalizadas) acusaciones cuando se abre un debate ciudadano sobre un tema relacionado con ellos. Esta vez se trata de la iniciativa, que se aplicará en París, de permitir a los ciclistas cruzar en rojo en algunos cruces, medida que datos en la mano mejora la fluidez del tráfico sin que aumente el número de accidentes. "Una auténtica sorpresa: no sabía que no está permitido que las bicicletas puedan pasar con el semáforo en rojo. Tampoco debe de estar prohibido que circulen por el carril bus, con el consiguiente menosprecio a los usuarios. Este podría ser el siguiente paso", ironiza en el debate que hemos mantenido en Entre Todos Francisco José Sánchez, autónomo de Viladecans. No, no ganarían los ciclistas un concurso de popularidad de usuarios de la vía pública.

"Los coches son la fuente de todos nuestros problemas: espacio, ruido, contaminación, velocidad, peligro... Deberíamos eliminarlos. Por muy cívicos que los conductores de coche se sientan cuando se detienen en un semáforo, la realidad es que siguen contaminando. Y es de eso de lo que moriremos. Solo hace falta ver Barcelona desde Collserola o Montjuïc para darse cuenta de qué tipo de aire respiramos cada día. Pero no, resulta que el gran problema de la ciudad es la bicicleta. ¡Bravo!", replica, también tirando de ironía, Miguel Raufast, historiador de Barcelona.

ALIADOS

La (mala) convivencia entre ciclistas urbanos y conductores por un lado, y ciclistas y peatones por otro es un debate sin resolver de Barcelona desde que la bici llegó con toda la intención de quedarse. En la conversación pública, conductores y peatones son aliados en considerar al ciclista un intruso que se apropia de espacios (la calzada, las aceras) que hasta su eclosión les pertenecían a ellos. "En la lucha de egos en la carretera no sé yo si estará bien visto que los ciclistas puedan pasar lo semáforos en rojo", apunta Nordin Lahsen, profesional de la logística de Barcelona. Y es que, cuando el ser humano se pone a circular, la teoría hobbesiana del lobo y el hombre y alcanza su máxima crudeza.

No es un asunto que se ciña al debate de los semáforos: en Entre Todos, recibimos a lo largo del año decenas de carta cargando contra los ciclistas, y no tantas en su defensa. "No hace falta establecer nuevas normas. El colectivo ciclista es lo bastante indisciplinado para no necesitar normas, es tontería gastar tiempo y dinero", plasma un estado de ánimo Juan Manuel Royuela, administrativo de Castelldefels.

Destaca en la crítica al ciclista urbano la figura que podríamos llamar del peatón emprenyat el ciudadano que tiene la sensación de que en Barcelona, entre terrazas de bares, bicicletas y aparcamientos de motos está perdiendo su lugar natural en el reparto del espacio público: la acera. En lo referente a las bicicletas, abundan sobre todo jubilados y padres de niños pequeños que en sus denuncias explican historias para no dormir de accidentes en aceras con incívicos a dos ruedas.

Describen estos testimonios una convivencia en términos casi darwinistas: el más débil en la calzada, la bicicleta, es el más fuerte en la acera. Y al peatón, acostumbrado a lidiar y a repartirse el espacio público con el coche, le indignan estos ciclistas urbanos que, tal y como muchos de ellos admiten, tienen una relación más bien laxa con las normas. "Saltarse los semáforos en rojo, ¿y qué más? Ya puestos, que tengan preferencia en toda la ciudad. La tendencia debería ser la contraria: ser más rigurosos. Por ejemplo, ya va siendo hora de que se les obligue a tener un seguro, porque si un ciclista te causa alguna lesión, te tienes que fastidiar", escribe Jordi Valero, cuidador sociosanitario de Terrassa.

Por eso, equivocadamente hay quien ve en la iniciativa un intento de legalizar algo (elegir qué semáforos respetan y cuáles no) que muchos ciclistas ya hacen. "Muchos ciclistas no respetan a los peatones en las aceras por las que no deben circular. No respetan el sentido de circulación de las calles y se saltan las líneas continuas. Si se saltan un semáforo en rojo y hay un accidente ¿de quién sería la responsabilidad? Así que ni hablar", afirma José Luis Izaguirre, jubilado de Barcelona.

EDUCACIÓN

Los ciclistas y sus defensores (que también los hay y con buenas razones), tiran en el debate de las ventajas de todo tipo (ambientales, de salud...) de la bicicleta y recurren a la palabra mágica: educación. "La indisciplina no te la da un coche, ni una bicicleta, tampoco los pies; está en tu cabeza y eso lo cambiamos solo con la educación desde el hogar y después con las leyes en la calle. Urbanidad educación para la ciudadanía, eso es lo que necesitamos", pide Yair Agama cocinero de Barcelona. En esto están de acuerdo todos, conductores de vehículos a motos, ciclistas urbanos y peatones. Por ahí está la solución al evidente problema de convivencia que hay en Barcelona: "Tanto los vehículos (y la bici lo es) como los peatones tenemos que ser responsables al máximo con las normas", dice Albert Bonjoch, jubilado de Barcelona. Mientras, semáforo rojo también para los ciclistas.

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