Un médico del Hospital de Terrassa se enfrenta a dos años de prisión por operar erróneamente un dedo sano

Un directivo del centro reconoce el error pero el cirujano y el centro como tal alegan que el otro dedo también tenía que ser intervenido

Jorge Enrique V.M., la víctima de la supuesta negligencia médica cometida en el Hospital de Terrassa.

Jorge Enrique V.M., la víctima de la supuesta negligencia médica cometida en el Hospital de Terrassa. / periodico

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El 9 de mayo de 2010Jorge Enrique V.M. tuvo un pequeño accidente doméstico que le provocó lesiones en el dedo meñique. Al día siguiente, en urgencias del Hospital de Terrassa, le pusieron una férula.

Después de algunas pruebas, le citaron para operarse el 25 de mayo. Le pusieron anestesia local en todo el brazo y no pudo ver directamente la operación, pero estaba completamente consciente y despierto. Cuando lo sacaron del quirófano vio que le habían operado un dedo que no tocaba. Se quejó a los enfermeros y lo volvieron a la sala de operaciones donde, esta vez sí, lo operaron del dedo pequeño.

Hasta el día siguiente ningún responsable le visitó en la habitación donde se recuperaba de la operación. El médico que lo operó no admitió el error, sino que trató de justificarse diciendo que el dedo índice estaba "laxo" y también tenía que operarse.

En cambio, el director de Traumatología sí admitió el error y le dijo al paciente que le enviarían una carta de disculpas. La sorpresa llegó cuando en la carta del centro se volvía a omitir el error y se justificaba la actuación médica. Preguntada poco después de los hechos, la dirección del centro no quiso hacer declaraciones sobre el caso.

El abogado del paciente, Borja Masramon, ya explicó a ACN abril del 2011 que "a toro pasado, puede hacer gracia, pero es muy grave, es un error garrafal", porque el médico, siguiendo el mismo criterio "podría haberle operado el corazón o extraído un riñón". Además, según él, la excusa del médico no tiene ningún sentido porque el paciente ya estaba siendo trasladado fuera del quirófano y el cirujano no había previsto operar el dedo dañado.

El mismo argumento usó el afectado, que explicó en su día que los médicos le deberían haber pedido permiso expreso para operarle de una cosa no prevista. También se quejó de que en la carta del centro se llega a decir que era él quien debería haber dicho a los médicos qué dedo le tenían que operar, cosa que le parece disparatada, menos aun cuando él estaba ya en la mesa de operaciones. Además, recordó que el dedo que tenía que operar tenía una férula y el otro nada.

"Los profesionales no somos máquinas, somos humanos, todos cometemos errores, pero para eso hay los seguros. Pero cuando uno comete un error debe admitir la culpa", explicó Masramon, que añadió que "este hombre es muy noble y sólo quería disculpas, pero ahora está herido". "Hechos como estos no pueden quedar en la impunidad", remachó el paciente.

Ahora, la acusación particular acusa al cirujano, Joan Enric B.M., de 57 años y condenado antes del año 2000 por el mismo delito, de no haber informado al paciente que lo iban a operar de otro dedo. El médico se enfrenta una pena de dos años y medio de prisióncuatro de inhabilitzación y 16.500 euros de indemnización por un delito de lesiones por impudencia grave.

También recrimina al médico haber dado una explicación "rocambolesca" e intentar encubrir la "chapuza", además de no haber comprobado el historial clínico, no haber examinado a fondo el paciente antes de la operación y no haberle preguntado nada.

Por su parte, la fiscalía considera que el médico "prescindió de las más elementales normas de cuidado" y también que cometió un delito de lesiones por imprudencia grave. Aun así, le pide una pena muy inferior a la de la acusación particular: cuatro meses de prisión, dos años de inhabilitación y 1.000 euros de indemnización.