testigo directo

Y España descubrió el tenis

Un 26 de diciembre, de eso hace 50 años ya, Manuel Santana, Joan Gisbert, José Luis Arilla y Juan Manuel Couder intentaron conquistar la primera Copa Davis en Sydney, ante la poderosa Australia. No lo lograron, pero su trabajo fue la semilla que propició que 35 años después España consiguiera, esa vez en Barcelona y de nuevo ante los australianos, su primera ensaladera.

Se cumplen 50 años de la final de Copa Davis ante Australia en un duelo para la historia

Manolo Santana y 'Lis' Arilla (izquierda), saliendo a hombros del público. A la derecha, el capitán del equipo, Jaime Bartrolí, y Juan Manuel Couder, Joan Gisbert, Santana y Arilla .

Manolo Santana y 'Lis' Arilla (izquierda), saliendo a hombros del público. A la derecha, el capitán del equipo, Jaime Bartrolí, y Juan Manuel Couder, Joan Gisbert, Santana y Arilla .

JOSEP MARIA DUCAMP

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Era el mes de noviembre de 1965 cuando mi director Julián Mir, en el 'Dicen'…, que había nacido aquel mismo año como periódico después de su época de semanario, me llamó a su despacho. Solo un frase: "Te vas a Australia!"…¡Dios, Australia!...Era lo desconocido. Lo más lejano. ¿Qué sabíamos de Australia?...¡El canguro! Familiares, amigos, conocidos y lectores no daban crédito. Lo que hoy puede ser más o menos cotidiano, entonces era una aventura de proporciones desmesuradas. Un viaje que, en su inmensa mayoría, solo afrontaban los forzados emigrantes. Y ¿qué pasaba en Australia?... Pues que España iba a jugar la final de la Copa Davis de tenis, sobre hierba y ante el poderoso equipo local.

"¡Que tío, te vas a Australia!" Tuve que oír repetidamente, durante más o menos un mes. Y, de inmediato, aparecía la referencia al canguro, la imagen para todos nosotros. Ya en Australia, aprendí que también existía el koala, el animalito más gracioso, y una especie que sigue siendo desconocida para casi todos nosotros, la del kookaburra, al que los locales llaman el «pájaro despertador» porque es el primero que le canta al alba. Era todo tan desconocido, que Radio Nacional de España envió un numeroso equipo para captar el sonido de… ¡las más de 700 aves exóticas que allí existían! Al margen, para Radio Nacional nos encargamos de la transmisión específica de los partidos de tenis José Antonio Fernández Abajo, el maestro Matías Prats y yo mismo. Entonces en España ya teníamos televisión pero no pudieron darse los partidos -como ocurriría dos años más tarde- porque aún no había satélites.

El equipo español lo componían Manolo SantanaJoan GisbertJosé Luis Arilla y Juan Manuel Couder, con Jaime Bartrolí como gran capitán. Kurt Nielsen nos acompañó como entrenador y también el doctor Mario Cabanes.

UN VERANO DE ÉXITOS

A aquella primera e histórica final se llegó tras siete eliminatorias previas en un verano de éxitos continuados en el que que, justamente, se calificó de "pista talismán", la central del RC Tenis Barcelona-1899, en la que se eliminó, a Grecia (5-0), Chile (5-0), Alemania (4-1), Checoslovaquia (4-1), en Praga, Sudáfrica (4-1), otra vez en Barcelona, y en la final Interzonas al poderoso equipo de Estados Unidos (4-1), en una eliminatoria vibrante, espectacular, que tuvo en vilo a todo el país, porque aquí, sin satélite, sí que se seguían los partidos a través de TVE y la voz inconfundible de mi amigo Juan José Castillo y su entrañable "entró, entró…". Santana y 'Lis' Arilla, después del triunfo en el doble, salieron de la cancha a hombros ante el entusiasmo enfervorizado de todo el país.

Ellos dos habían dado el punto decisivo, el tercero, después de perder los dos primeros sets y remontar un 5-2 en el quinto y decisivo que ganaron 13-11 a un equipo que llegó seguro de su victoria a Barcelona, con un intimidatorio Pancho González, extenista y entrenador de los americanos, que vaticinó un 0-5. Fue una victoria impresionante pero también política ante la poderosa potencia mundial. Los componentes del equipo fueron recibidos y condecorados como héroes por Franco en el Pardo.

Tras esa victoria ante EEUU, que supuso el boom del tenis en un país que entonces apenas contaba con 800 licencias, a España aún le quedaba disputar la final Interzonas contra la India, pero Juan Antonio Samaranch, entonces delegado de deportes, negoció que se disputara también en Barcelona y ante el entusiasmo de más de 7.500 espectadores, récord de asistencia para la época. Venció España 3-2. Santana-Arilla ganaron un doble sensacional, espectacular. 'Lis', extraordinario y firme en la volea, Manolo, básico.Con empate a dos victorias, Santana y Ramesh Krishnan jugaron un partido antológico. De lo mejor que se ha visto en Barcelona y en Copa Davis. Todas las bolas besando las líneas, laterales o del fondo, de manera inverosímil.

LA PORTADA DEL 'DICEN'

Y así llegamos a Australia. Lo inédito. La gran cita. En la portada de mi periódico, el día de la salida, apareció una foto mía, en la que, desde lo alto de la escalerilla del avión, decía adiós, como cualquier personaje de esos populares y mediáticos. Titular: 'Ducamp se va a Australia'. Antes de que se permitiera el acceso de los demás pasajeros, me acompañaron al Clipper de Pan Am los dirigentes de esa compañía Stanley F. Bauser y Armando Davan Romano, junto al director de Tráfico del aeropuerto de El Prat, señor Matamoros, quien me dio unas cartas de ánimo dirigidas a los jugadores españoles que ya estaban en Sydney entrenándose. Me acompañaban también dos azafatas, que me ayudaron a acomodarme en la butaca preferente que yo mismo escogí y no paraban de repetirme: "No se preocupe. No notará nada. Volará a 900 kilómetros/hora". "Un paseo".

Fue un viaje inacabable (¡36 horas! y varias escalas), pero relativamente cómodo. Llegamos a Sydney un domingo, a primera hora de la mañana. Nos instalamos en el hotel Menzis, junto al equipo. De inmediato salí a filmar con mi camarita de Súper-8 -es lo que había- con Juan Manuel Couder.

La final empezaba el 26 de diciembre y Samaranch nos invitó a una emocionante cena de Nochebuena. Era una noche de nostalgia, estábamos muy lejos de casa y la sorpresa llegó cuando a través de Radio Nacional pudimos escuchar y hablar con novias, amigos y familiares que, desde Barcelona, Madrid y otras partes nos felicitaban y daban ánimos al equipo. De aquella cena recuerdo el primer plato. Una sopa de color marrón y fuerte sabor... ¡De canguro!

CACERÍA DE CANGUROS

Y hablando de canguros, al día siguiente nos invitaron a una cacería. Fuimos Gisbert y yo. De noche… Nos dieron un rifle, llegamos a una explanada en mitad del bosque y, situados todos los automóviles en círculo, iluminaron a los pobres canguros, que se levantaba sobre sus patas traseras y ofrecían un blanco muy fácil, mostrando sus amplias panzas. Confieso que no pude disparar.

La final de la Copa Davis coincidió con otro acontecimiento deportivo al que nos llevó Samaranch, que no quería perdérselo. Nos condujo a lo alto de la bahía de Sydney -no existía aún la Ópera- a ver la salida de la regata Sydney-Hobarth. El espectáculo de colorido de cientos de barcos de todos los tamaños con sus velas desplegadas nos dejó impresionados. Entre ese grupo estaba Santiago Bernabéu que había viajado a Sydney, acompañado de su mujer, que no salió del hotel. El presidente del Real Madrid sabía muy poco de tenis pero había querido estar al lado de Santana, a quien había fichado meses antes.

Alberto Oliveras, a través de su programa de la SER 'Ustedes son formidables', que también viajó a Sydney, había recogido donativos para los desplazamientos de emigrantes españoles que habitaban en Melbourne, Perth, incluso Darwin... Contrató una orquesta que tocaba pasodobles desde las gradas, a cuyo ritmo bailaban los españoles en los momentos de descanso. Una señora, ya mayor, llorando, me preguntó: "¿Cómo está mi Soria, señor…Ya no la volveré a ver". Llegaron con una gran pancarta en la que podía leerse "Aúpa, machos… Comeros el canguro".

PODEROSO EQUIPO AUSTRALIANO

Pura utopía. No hubo mucho que que hacer ante el poderoso equipo australiano. Santana tuvo opciones en el primer partido ante Fred Stolle al que llegó a dominar por 2 sets a cero, pero finalmente se vino abajo, exhausto por el calor del verano australiano -más de 40 grados- y acabó cediendo en cinco sets y 60 'games'. Roy Emerson remató la primera jornada ante Gisbert para colocar el 2-0. Y el sábado los jóvenes debutantes John Newcombe y Toni Roche ganaron el doble a Santana y Arilla, en cuatro mangas, para sentenciar la final. En la última jornada, Stolle sumó el cuarto punto ante Gisbert y Santana dio el único punto a España al derrotar a Emerson, 15-13 en el cuarto set. Una victoria que le permitió convertirse ese año en el número uno en la clasificación mundial.

A pesar de la derrota, el público español saltó a la pista, alzó y paseó en hombros a Santana. "Nos habéis puesto las cosas muy difíciles", reconoció el mismo Emerson. Nadie lo esperaba. Los tenistas españoles eran tan desconocidos que días antes de empezar la final la prensa la presentó con una imagen que dio la vuelta al mundo, en la que se podía ver a Gisbert, tocado con una montera, que "toreaba" a un 'Lis' Arilla que simulaba unos cuernos con los dedos. Dos años después aquel equipo, ya más conocido, volvería a Australia para disputar otra vez la Challenge Round, con un joven Manuel Orantes en lugar de Couder. Tampoco lograron lla ensaladera pero fueron la semilla que transformó este deporte en España y que 35 años después, en el 2000, en el Palau Sant Jordi de Barcelona, de nuevo ante Australia, pudo conquistar la Copa Davis por primera vez en la historia.