Doble ilusión

Una es apasionada, lanzada, segura de sí misma. La otra es paciente, reflexiva y a veces demasiado dura consigo misma. En la pista se refleja ese carácter tan contrapuesto. Las dos se han formado en Barcelona, donde residen. Garbiñe Muguruza (Caracas, 1993) es explosiva, le pega fuerte a la bola, con golpes planos, directos. La derecha y el saque son su fuerte. Carla Suárez (Las Palmas, 1988) envuelve la bola con tacto, juega con la fuerza del rival y busca ángulos para decidir los puntos. Su revés a una mano es la envidia del circuito. Una, Garbiñe, tiene los sueños más altos; la otra, Carla, toca con los pies en el suelo antes de soñar.

Suárez es la actual número 1 española y, recién cumplidos los 25 años, parece que ha alcanzado el punto de madurez necesario para cumplir con sus ilusiones. Además de jugar el Masters de dobles, la siguiente semana estará en Sofía para jugar el Masters B de individuales que disputan las tenistas mejor clasificadas que han ganado algún torneo y no están en el Masters individual de Singapur (8 mejores).

Muguruza, 21 años y 23ª del mundo, está en el camino de confirmar las grandes expectativas que se esperan de ella en el circuito femenino y está a un puesto de acompañar  también a su amiga a Bulgaria. Este año dio un pelotazo eliminando a Serena Williams, número 1 mundial,  en Roland Garros, además de ganar su primer título del circuito en Hobarth (Australia).

Por su estilo y manera de ser, son la cara y la cruz en una pista pero juntas, a un mismo lado de la red, las dos forman el complemento perfecto, como creían sus entrenadores Xavi Budó (Carla) y Alejo Mancisidor (Garbiñe). Ocho meses después de su primer partido en Miami, el pasado mes de marzo, en el que se estrenaron ganando a las italianas Sara Errani y Roberta Vinci (actuales número 1 del mundo) forman un doble que se ha colocado entre las ocho mejores parejas del circuito que optan al Masters en Singapur. Un título (Stanford), dos finales (Madrid y Tokio) y una semifinal (Roland Garros) son los mejores logros de un doble con la máxima ilusión y garantía de futuro.

-El premio no podía ser mejor.

-Garbiñe Muguruza: Para nosotras era algo impensable. Ni por un segundo podíamos ni plantearnos algo así, pero ganamos partidos a parejas mejores y de repente teníamos el Masters a tiro.

-Carla Suárez: Empezamos a jugar como una prueba pero los resultados fueron enseguida muy bien y nuestro compromiso ha sido mayor para entrar en Singapur.

-Habrán tenido momentos duros para compaginar el doble e individual durante el año, ¿no?

-C. S.: En momentos puntuales lo hemos pasado muy mal. El doble te obliga a un sobreesfuerzo físico y también mental. Tienes que pasarte el día en el torneo y a veces se hace duro. Entras en el club a las 10.30 de la mañana para marcharte a las ocho de la noche. Eso es duro.

-G. M.: Es cierto. En Roland Garros nos pasó. A mí me afectó porque no estaba acostumbrada. Llegué a cuartos en individuales y a semifinales en dobles, y acabé muerta. Pero otras veces te ayuda. Es un refuerzo. En una gira larga,  si pierdes pronto en individuales, el doble te permite seguir en competición. Vivir el ambiente del torneo. En ese sentido es bueno.

-¿Qué esperan cada una de la otra cuando juegan juntas el doble?

-G. M.: Carla es la que mantiene la calma, la constancia. Yo soy muy emocional, tengo altibajos. Me motivo mucho y luego me pongo muy triste. Yo pego más fuerte y ella es más viva en la red. Su juego tiene más ángulos y alturas. La mezcla de todo hace que las rivales se líen

-C. S.: Hay un gran contraste. El hecho de que ella sea así como dice a mí me ayuda a espabilar. Eso es lo mejor.

-¿Si pudieran elegir, con qué se quedarían del juego de la otra?

-C. S.: El resto de Garbiñe le vendría muy bien a mi juego.

-G. M.: Me quedaría con los ángulos que pega Carla con su derecha.

-¿Qué se recomendarían para mejorar el juego de cada una?

-G. M.: Algunas veces Carla tendría que soltarse y pegarle a la bola más fuerte, especialmente en las bolas dudosas.

-C. S.: No sabría qué decir. La línea que lleva Garbiñe es muy buena.

-G. M.: ¿Nada? ¿Te hecho una mano? Mi volea, la dejada...

-C.S.: Quizá que en algunos momentos de los partidos te calmes más.

-Al margen del doble. ¿Cómo valoran su temporada individual? Para mí ha sido fantástica porque hace un año estaba en muletas, sentada en una silla de ruedas. Lo mejor ha sido el principio de temporada. Volver al circuito después de seis meses lesionada y ganar un torneo. Eso y los destellos que he dado durante el año ante jugadoras mejores en el ranking.

-G. M.:

-C.S.: He cumplido objetivos. Gané mi primer torneo en Estoril, algo que buscaba desde hacía tiempo porque había perdido varias finales y eso no es agradable. Eso fue lo mejor. Además he tenido regularidad para colocarme entre las 20 primeras.

-¿Y su mayor decepción? Tener las semifinales de Roland Garros tan cerquita. Se me escapó una gran oportunidad, perdí un partido [ante Bouchard] que tenía en mi mano. Eso me hizo mucho daño.

-C. S.:

-G. M.: En mi caso lo peor ha sido no haber jugado bien en torneos importantes. Allí he fallado y he perdido la oportunidad de ganar un montón de puntos. Siento que no lo he hecho lo bien que debía.

-¿Que esperan del 2015?

-G. M.: Espero mantener el nivel que he dado en algunos momentos. No ir tanto a rachas. Ser más constante. No me vale jugar muy bien un día y después, no. Eso es lo que más me falta. Este ha sido mi primer año real en el circuito y todo ha sido nuevo. He ido un poco despistadilla.

-C. S.: Mi punto de mira está en el top ten. Este año he llegado al 14 y posiblemente acabe 18 o 19. Son pocos puestos de diferencia pero muchos puntos. Hay que ser más regular en los grandes torneos.

-¿Muguruza apunta igual al top ten?- Sí, claro. Soy la primera que miro el ranking y me digo: 'No me vale'. Tengo unas expectativas muy altas pero, ¿sabes que pasa?, que el tenis es un deporte muy justo porque puedes jugar con una top ten y ganarla, pero luego miras al final del año el ránking y ves quién está realmente en el top ten. Quiero estar ahí, pero hay que trabajar duro.

-Están viviendo una época en la que hay un cambio generacional en el circuito femenino. ¿Como se afronta?

-G. M.: Este año ya hemos notado un cambio. Las cracks no están ganando tanto como antes pero el tramo entre la top 5 y la top 20 está muy duro. Ahí todo está muy abierto y puede ganar cualquiera. Antes todas veíamos a Serena, Sharapova, Azarenka como inalcanzables; ahora nos sentimos capaces de ganarlas.

-C.S.: El tenis femenino está más igualado. Hay jugadoras jóvenes que aprietan por detrás y aún hay tenistas con mucha experiencia. La mezcla es buena para el aficionado y para nosotras, que sabemos que podemos tener nuestras oportunidades.

-¿Serán el futuro doble de España? No hemos hablado mucho de eso.

-G.M.:

-C.S.: Mirar a largo plazo es muy difícil. Cuando acabe la temporada nos sentaremos a hablar y ver qué hacemos cara al 2015, y poco más.

-¿Cómo ven el tenis femenino español? Hace dos años se enfrentaron a la federación por la falta de ayudas. ¿Ha cambiado algo?

-C.S.: Diría que no se ha hecho nada. Nosotras estamos dispuestas a ayudar e intentar que las cosas salgan adelante. La verdad es que no tenemos mucha relación. Pedíamos cosas que eran mínimas para nosotras y para el tenis base, para que pudiera evolucionar y ayudar para que salieran nuevas chicas, pero no veo demasiados cambios.

-G. M.: Yo me desentiendo del follón que se monta con todo. Ya lo resolverán los que tengan que hacerlo. Yo no pinto nada.

-¿Ha hablado ya con ustedes la directora deportiva de la federación, Gala León? ¿Las ha felicitado por entrar en el Masters?

-C. S.: A mí no me ha llamado ni ella, ni nadie. Aún no he tenido la oportunidad de hablar con Gala León desde que la nombraron directora deportiva de la federación. Esperaremos.