George Clooney

Al fin esposado

A su soltería le quedan ocho días de oxígeno. El próximo 29 se casa en Venecia con la abogada de origen libanés Amal Alamuddin.

Salma Hayek y su marido, el francés François-Henri Pinault.

Salma Hayek y su marido, el francés François-Henri Pinault.

ROSSEND DOMÈNECH

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En Venecia se oye bullicio y no son los remos de los gondoleros. La expectación ante el hecho de que el cincuentón más apetecible de la galaxia pierda allí su soltería el próximo 29 de septiembre anima trattorias y mercados. Según la prensa italiana, George Clooney le dará el  a la abogada Amal Alamuddin, de 36 años, en Ca Farsetti, el palacio que aloja la sede del ayuntamiento veneciano, a un tiro de piedra del puente de Rialto. Pero, también según la prensa, dos días antes empezarán a llegar los invitados al lujoso Hotel Cipriani, uno de los escondrijos favoritos del actor situado en la isla de la Giudecca, de espaldas al trasiego de los grandes cruceros que han dado al traste con la romántica ingravidez de la ciudad italiana.

Pese a que la agencia italobritánica Lanza and Baucina, a la que Clooney ha encomendado la organización de los fastos, no suelta prenda, los paparazis acreditados aseguran que la novia vestirá un Alexander McQueen

-otros pocos apuestan por Oscar de la Renta, cierto-, que lucirá el diamante de 500.000 euros que le ha regalado él y que la cantante Lana del Rey -si su salud se lo permite- volará para amenizar el banquete.

También parece claro que los casará el exalcalde de Roma Walter Veltroni, «un gran amigo» desde que se conocieron en un estreno en el 2007 y que le arrastró a L'Aquila para pasearlo entre las ruinas del terremoto con el fin de que sirviera de cebo para pescar patrocinadores de la reconstrucción. Según dicen los indiscretos funcionarios municipales que han examinado los papeles que circulan por los despachos, la petición al ayuntamiento de Venecia para que oficie Veltroni ha sido presentada.

¿Doble 'sí'?

Pero en la calle también se debate con ardor si Clooney y Alamuddin celebrarán o no otra ceremonia, más íntima, aparte de la oficial. Y esa otra podría ser, de acuerdo con los rumores, bajo unos frescos de Tiepolo pintados en el Aman Canal Grande, un resort de siete estrellas ubicado en el  Palazzo Papadopoli,

Pero hay más chismes. Que si la pareja ya formalizó el enlace civil en Londres el 12 de septiembre -el registro de Chelsea colgó la pasada semana en la puerta un comunicado que aseguraba que allí habían pedido un certificado pero nada más-;

que si es una boda de penalti, que si serán pocos invitados porque no quieren una versión de la alfombra roja...

Lo seguro es que Clooney pone fin a su desnortada vida amorosa, y lo hace en una Venecia que aún no se ha repuesto del terremoto político que supuso la detención en junio del alcalde Giorgio Orsoni y otras 34 personas por corrupción, malversación de fondos y lavado de dinero en la obra que pretendía salvar la ciudad del agua alta del Adriático durante los próximos 100 años. Un doble hundimiento. ¿Mal augurio? A él no se lo debe de parecer.

Este verano ha recibido, ufano, en Villa Oleandra, su espectacular mansión del Lago Como, a sus padres, Nick y Nina Clooney, y a sus acomodados suegros, Ramzi y Baria Alamuddin, para que intimaran, con el compromiso de las autoridades locales de multar con 600 euros a todo aquel que nadara a 100 metros de la residencia hasta el 30 de septiembre.

Y además fue en Italia donde conoció a la abogada de origen libanés. Una mujer distinta a todas las otras que han desfilado por su vida. No es actriz, ni camarera, ni velina, ni estrella de la lucha libre. Amal acumula títulos de Oxford y Nueva York, gana un sueldazo en el bufete Doughty Street Law Chambers de Londres, tiene clientes como Julian Assange y la trenzuda Yulia Tymoshenko, y exnovios como Eric

Schmidt, director de Google. Para quitar el hipo, vaya. Incluso antes de borrar su cuenta de Twitter, tenía casi 1.800 seguidores -entre ellos Ashton Kutcher-, y una página de Tumblr dedicada a las abogadas hot la declaró la letrada más bella de Londres.

Movida quizá por la dentera que da ese imbatible expediente, la exazafata y presentadora Elisabetta Canalis, la penúltima novia de Clooney, se casó a todo correr el pasado fin de semana entre viñedos sardos con un cirujano ortopédico al que conoció 11 meses antes, proclamando a los cuatro puntos cardinales lo absolutamente feliz que es al lado de un hombre que sabe cómo poner una prótesis. H

wOOdy allen

y soon-yi

de tapadillo

Massimo Cacciari, alcalde de Venecia aquel 24 de diciembre de 1997, no solo casó al cineasta con su exhija adoptiva, sino que blindó la ciudad a prueba de paparazi.  De hecho, la noticia se supo cuando ellos paseaban tan panchos por París.

salma hayek y franÇois-henri pinault

el palazzo por la ventana

Ya casados por lo civil en París, en abril del 2009 revalidaron título como dios manda en el Palazzo Grassi, perteneciente a la familia Pinault. Se notó que el novio es uno de los 100 más ricos del mundo en la magnitud del guateque, al que no faltaron Penélope Cruz, Bono y Prince.

natalia figueroa

Y raphael

pareja rara, rara

El 14 de julio de 1972, día del enlace del 'crooner' de Linares y la nieta del conde de Romanones en la Chiesa di San Zaccaria, nadie daba un duro por la pareja. Fueron 50 invitados, incluido el padre de ella, el marqués de Santo Floro, a contrapelo.