"Una fuga cambió mi vida"

AYAD LAMDASSEM Desertó del equipo marroquí en Santiago y decidió vivir en Lleida

El atleta español de origen marroqui Ayad Lamdassem, en Montjuic.

El atleta español de origen marroqui Ayad Lamdassem, en Montjuic. / JORDI COTRINA

XAVI CHICA / BARCELONA

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Una lesión en el pubis provocada por el exceso de competiciones casi acaba con la carrera de Ayad Lamdassem (34 años) hace pocos meses. «El año 2015 fue un calvario para mí, estuve a punto de dejar el atletismo. Incluso ahora que ya estoy recuperado tengo un poco de temor y no fuerzo al máximo», admite este leridano, tricampeón de España de 10.000 metros y olímpico en Pekín y Londres, además de subcampeón europeo de cros en el 2010 y el 2012.

Un palmarés envidiable que empezó, como muchas cosas buenas en la vida, gracias a un salto al vacío. En abril del 2002, Lamdassem aprovechó una concentración del equipo nacional marroquí en Santiago de Compostela, donde se iba a celebrar una competición universitaria, para darse a la fuga y desertar. Tenía muy meditada esa decisión. Estaba enrabietado a causa del «favoritismo» que reinaba en la federación marroquí, harto de que premiaran a otros atletas con menos méritos deportivos pero más influencias. «Aquella fuga cambió mi vida», se sincera el atleta nacido en Sidi Ifni, colonia española hasta 1969.

Así llegó hasta Lleida, donde hoy lo tiene prácticamente todo: vivienda, una familia con tres hijos, tranquilidad para poder ejercitarse y un entrenador, Antonio Cánovas, que lleva años quejándose a la federación española por los pocos recursos que se invierten en formación. «En España no hay sistemas de detección de talento, estamos huérfanos de marcas mínimas y tener atletas como Lamdassem es una gran suerte», afirma Cánovas.

El atleta del equipo Bikila trata de recuperar ahora todo el terreno perdido por culpa de la lesión y luchará por obtener la mínima olímpica, bien para la prueba de los 10.000 metros o el maratón, distancia que le ilusiona, porque es capaz de correrlo, en forma, por debajo de 2.10 horas. «Prefiero los 10.000 porque llevo años haciendo mínima en la distancia, pero me probaré en un maratón en abril, a ver qué pasa», comenta ante la cuenta atrás para Río.

Tan fiel al atletismo como a su hora de rezo en la mezquita, Lamdassem dejó inacabada una carrera de Económicas en Marruecos, algo que le provoca bastante desazón. «Me da mucha pena porque era el único miembro de mi familia a quien se le daban bien los estudios. Cuando acabe mi carrera como atleta quizá vuelva a los libros». También sabe lo que no quiere para sus tres hijos: «No los voy a obligar a correr. Los hijos de un campeón siempre tienen mucha más presión».