ENTREVISTA CON LA GANADORA DE LA SEGUNDA EDICIÓN DEL CONCURSO DE TVE-1

Vicky Pulgarín: «En 'Masterchef' he aprendido a superarme»

Vicky, en el cine madrileño donde revivió la final de 'Masterchef'.

Vicky, en el cine madrileño donde revivió la final de 'Masterchef'.

MARISA DE DIOS
BARCELONA

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La carnicera en paro de Mallorca impresionó al jurado de Masterchef y a los hermanos Roca en la final del concurso, en la que derrotó al benjamín del grupo, Mateo. Incluso Jordi Roca bromeó con su innovadora esferificación de alcaparras: «Técnicamente está muy bien hecha. Te la voy a copiar», le dijo a la ganadora.

-¿En algún momento pensó que podría ser la vencedora?

-Nunca. De hecho, la primera semana no deshice ni la maleta, solo saqué un par de cosillas. Cada vez que había una prueba de eliminación pensaba que me iba yo, aunque hubiera gente que lo hiciera peor.

-¿Ni siquiera creyó que podría ganar cuando en la semifinal echaron a Emil, el gran favorito?

-En las últimas semanas, sabía que cualquier fallo podría hacer que me fuera. Era muy crítico. Daba igual quién estuviera ahí dentro y lo que habías hecho durante todo el programa, ya era el plato en sí. Si tenías un fallo te ibas. Eso se pudo ver cuando se fue Emil. La trayectoria no contaba. Lo que contaba era el plato.

-¿Él era para usted el gran rival a batir, su rival más fuerte?

-Hubo momentos en que lo pensé. Lo que pasa es que Emil hace una cocina muy diferente y no puedo pensar si él cocina mejor que yo o que el resto porque comida española suya no he probado mucha, y yo no podía competir contra la cocina de otros países que no conozco. Parecía el rival a batir pero luego nos hemos dado cuenta de que no, de que los que parecen buenos tampoco lo son tanto. En cambio Mateo, que con 20 añitos nadie se pensaba que iba a ser finalista, ¡mira dónde ha llegado!

-Emil ha dicho: «Me siento vencedor moral porque nadie ha cocinado mejor que yo». ¿Qué opina?

-No creo que él haya cocinado mejor que todos. Si no ha llegado a la final por algo será. No habrá cocinado tan bien. Eso lo dice porque es normal que defienda lo suyo.

-Aparte de técnicas culinarias, ¿qué ha aprendido en Masterchef?

-A superarme, a ser valiente, a creer en mí. He aprendido que en vez de negarme a hacer algo que pensaba que era imposible, debía intentarlo.

-¿Tiene ya alguna oferta laboral?

-Ahora mismo, fijo no tengo nada. Voy a comenzar el curso en Le Cordon Bleu. Hay gente que me ha ofrecido su tarjeta, pero lo que es un restaurante conocido para hacer prácticas, no. Podría tenerlo, pero fuera de Mallorca, y como me voy a ir a vivir a Madrid en septiembre, quiero aprovechar estos días para estar con mi familia. Si ahora me sale algo en Mallorca, por supuesto que lo cojo.

-¿El jurado le ha ofrecido hacer prácticas en sus negocios?

-Sí, los tres. Me gustaría mucho ir a sus restaurantes a trabajar porque antes de irme al de otro cocinero, prefiero los suyos. Así aprovecho para conocerles más. Y como ya me conocen y saben cómo es mi carácter, será más fácil (ríe).

-Y podrá conocer más a Jordi Cruz, con quien ha tenido una relación muy particular. Usted le hacía miraditas, pero luego tenían rifirrafes porque él decía que no le escuchaba.

-Con Jordi ha sido una relación de amor-odio. Me echaba alguna bronca que no veas y estaba muy pendiente de los fallos. Y luego yo le ponía ojitos porque es muy guapo… Ha sido un tonteo sano (ríe).

-¿Se plantea abrir un restaurante?

-Me encantaría abrir uno, eso sería lo mejor del mundo. Pero primero tengo que aprender mucho antes de hacerlo y luego poder cogerlo y montarlo, y para eso hace falta de todo: experiencia y dinero.

-Puede usar los 100.000 euros que ha ganado. ¿Qué hará con ellos?

-Como ahora voy a estudiar y no voy a poder trabajar, necesitaré el dinero. Lo que me sobre será para guardarlo para cuando dé el paso y decida montar el restaurante. De momento, lo usaré para formación.

-Su madre es cocinera. Si no hubiese entrado a Masterchef, ¿no habría intentado dedicarse a la cocina?

-Si no tienes esta puerta tan grande que hemos tenido nosotros con Masterchef, la cocina es muy esclava y está muy mal pagada. Te tienes que ir a fregar y hacer de todo y a lo mejor te pagan una miseria. Mira mi madre, que lleva toda la vida y  ha tenido mala suerte aun siendo un pedazo de cocinera. Si no hubiera entrado en Masterchef no sé qué habría pasado. Sí que hubiese intentando montar algo y tenía mirado el local, aunque hubiera sido un bar de otras características. Lo que no hubiera hecho es trabajar para los demás.

-Los concursantes han estado viviendo juntos durante el rodaje. ¿Cómo ha sido la convivencia?

-Ha sido guay. Yo es que me llevo bien con todo el mundo. Pero sí que ha habido alguna cosilla… Por ejemplo, un día iba a hacer un bizcocho y Marina no me dejaba el horno porque le tocaba hacer la cena, aunque eran solo las seis y media. Y le solté: «¡Pues a la mierda el bizcocho!» Y tiré por el fregadero la masa. Eso sí, al cabo de una hora, ya éramos amigas. Luego Marina y Gonzalo tenían algún desencuentro y al día siguiente ya se llevaban bien. Esos han sido los únicos problemillas. Aparte de que a veces querías estar sola y no podías.

-Hablando de Gonzalo. ¿Qué piensas de la decisión que tomó de abandonar el concurso?

-Creo que se equivocó. Tuvo un arrebato por vete tú a saber. Estoy convencida de que, en el fondo, se arrepiente, aunque él diga que no.