ENTREVISTA CON LA ACTRIZ

Sílvia Tortosa: «Toda mi vida he hecho unos dramones espantosos»

Sílvia Tortosa, en el papel de Amparo en  el serial 'Ciega a citas'

Sílvia Tortosa, en el papel de Amparo en el serial 'Ciega a citas'

JUAN CARLOS ROSADO
MADRID

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Tras encarnar a Tita Cervera en un telefilme de Tele 5 (2011), Sílvia Tortosa (Barcelona, 1947) ha vuelto a la pequeña pantalla con el serial Ciega a citas (Cuatro, 16.00 horas).

-¿Qué tal regreso a la tele?

 

-Divino. Encontrar personajes como Amparo es difícil porque no hay muchos. A partir de cierta edad, escasean los papeles interesantes para mujeres y este es un regalo muy bonito. Lo leí cuando me lo mandaron y le vi muchas posibilidades. Además, la serie me gusta en general.

-Parece dolida con la industria por no darle oportunidades a las mujeres de su edad…

-En el cine internacional vemos de protagonistas a actores muy mayores, como Harrison Ford, Sean Connery y Robert de Niro, rodeados siempre, eso sí, de chicas jovencísimas y guapísimas. Pero no veo lo contrario. ¿Qué pasa? ¿Que a las mujeres a partir de los 40 años no nos pasa nada digno de ser explicado? Eso no solo me lo pregunto yo, sino todas las mujeres de más de 45 años. A lo mejor irían más al cine si les ofrecieran alternativas de personajes con los que identificarse. Cuando se lo comento a los guionistas se escaquean porque son hombres. El número de protagonistas en cine suele ser mayoritariamente masculinos y las féminas son siempre jovencitas. En teatro se da más oportunidad a mujeres mayores. Y en televisión pasa menos, porque como las series son muy variadas, tiene que haber personajes de todas las edades. Pero el cine es muy duro con las mujeres.

-¿Está tan difícil trabajar en la tele como en el resto de profesiones?

 

-Está todo el país muy difícil. Digan lo que digan, la cosa no está clara. Posiblemente, el mundo del espectáculo ha sido uno de los más perjudicados por la crisis porque no es la comida de cada día. Si la gente corta gastos, cortará siempre más en este terreno que no en la factura de la luz. Luego está lo de la subida del IVA, que nos ha planchado a los productores. El IVA se ha llevado por delante a muchísimas empresas del cine, del teatro y de la tele.

 

-¿Pasó casting para Ciega a citas?

 

-No. No recuerdo haber hecho castings nunca. Creo que me tienen muy vista ya para hacérmelos, aunque no en todas las facetas que me tenían que ver. Me tendrían que ver hacer cosas así, incluso más divertidas que esta serie. Toda mi vida he hecho unos dramones espantosos y no sé por qué. Desde aquellos Estudios 1 con obras de escritores rusos… Siempre me tocan personajes complicadísimos y dramatiquísimos. Y esto me gusta porque es divertido.

-¿Le apetece más la comedia?

 

-Sí. Me gusta cambiar y disfrazarme para estar irreconocible. Hacer de vieja si soy joven y de joven si soy vieja. Y de hombre. Por eso en Aplauso me lo pasaba tan bien cuando hacía de Edith Piaf, Elvis Presley o Charles Chaplin. Para mí esas cosas eran media vida y me gustaría poder desarrollarlas más dentro de mi profesión.

-¿Se vería en una serie como Aída?

 

-No me hubiera importando entrar, siempre que mi personaje no estuviera obligado a hablar de una forma determinada ni a abusar de un lenguaje vulgar. Una de las cosas que más me gusta de Ciega a citas es que tiene un lenguaje moderno y actual pero que no ofende a nadie. Se dicen palabras fuertes, como es normal, pero no hay esa especie de constante machaque de palabras que a mucha gente le desagrada.

 

-Así, ¿seguía antes Ciega a citas?

 

-No. Yo estoy grabando todos los días mi canal En casa contigo, en YouTube y a las cuatro de la tarde no puedo ver la tele. Algún capítulo que he grabado tampoco lo he podido ver por la noche, porque estoy tan cansada que me caigo frita. Pero lo poco que he podido ver me gusta. Es una serie juvenil muy divertida que puede gustar a muchos públicos y que tiene mucha clase. Me refiero a que no hay un abuso del lenguaje obsceno, sino que se utiliza un lenguaje muy coloquial de la calle que no puede ofender a nadie. Y creo que los personajes están muy bien dibujados, que es muy importante.

-¿Y cómo es su Amparo?

-Es la madre de Carlos (Octavi Pujades). Los dos son catalanes, como Octavi y yo en la realidad. Soltamos catalanadas, como «mare, però què fas aquí!» y «Huy, pobret el meu fill». Son detalles graciosos y además que le dan una gran autenticidad. Amparo es una mujer desinhibida, libre, liberada a todos los efectos física y sentimentalmente, que disfruta de la vida. Es jovial y positiva porque todo lo ve bajo un prisma optimista.

-¿Se parece usted a su personaje?

-Sí, en muchos aspectos, aunque no tan desinhibida en el plano sexual porque nací en 1947 y en aquella época no te daban mucha oportunidad de serlo: estábamos bajo el régimen de la Iglesia Católica.