La sanidad en un tonel

Nos produce en casaPablo Motos(El hormiguero, A-3 TV) una especie de ying-yangemocional muy extraño. Es una rareza televisiva notable. A veces nos entran ganas de estrangularle. Entendámonos. Un estrangulamiento virtual, sin causarle ningún daño. Pongamos un ejemplo. Hace unos días tuvo de invitado al gran actorJean Reno. ¡Ah! Un intérprete de esta categoría, que ha coprotagonizado películas comoRoninjuntoRobert De Niro,El profesional(Léon) junto aGary Oldman, oFrench Kissjunto aMeg RyanyKevin Kline, un actor de esta talla sentado en el plató, y resulta que se dedicaron a ponerle una taza de váter delante para que adivinase si cuando tiraban de la cadena se tragaría un globo, una bolsa de hierbas o una moneda de dos euros. ¡Hombreee!, francamente, nos entraron ganas de estrangular a todo el equipo, incluidas las hormigasTrancas,BarrancasyPetancas. No obstante, hay otras jornadas, otros días, en los que solo nos cabe felicitar aMotosde manera entusiástica. Es el caso de anteayer, que comenzó el programa recriminando al Gobierno las intolerables maniobras de privatización de hospitales públicos, y para ilustrar este atropello construyó unsketchque merece resaltarse. Año 2016. España. Un ciudadano al que hay que trasplantarle un riñón, a vida o muerte, es ingresado en un hospital que era público y que han privatizado. Le acompaña la familia, abuela y nieta incluidas. Tendido el enfermo en el quirófano, el cirujano se ve en la obligación de ir pidiendo dinero mientras va operando. Y la familia tiene que ir vendiendo sus enseres personales, allí mismo, sobre la marcha, para que pueda concluir el trasplante. Y la pobre abuela acaba metida en un tonel para taparse las partes, porque ha tenido que vender hasta la ropa que llevaba. ¡Ahh! Además de sarcástico, el ejercicio ha sido de una certera brutalidad. Lo aplaudo. Es un aviso. Es lo que nos espera si la fiebre privatizadora va prosperando.

HERMIDA .-Le preguntóJordi GonzálezaJesús Hermidael otro día enEl gran debate(T-5):«¿Hay alguna cosa que no hayas contado de tu célebre retransmisión en TVE de la llegada del hombre a la Luna?». Respondió:«Sí. Quisieron cortarme el pelo. Consideraban que lo llevaba demasiado largo». ¡Ahh! Si la llegada a la Luna fuese hoy, los jefes de informativos de TVE no le pedirían que se cortase el pelo: le raparían directamente la cabeza sin preguntar.