Roger de Gràcia: "Si no apareces en pantalla, parece que no trabajas en la tele"

Entrevista con el actor y periodista, que presenta en TV-3 el programa 'La meva'

Roger de Gràcia

Roger de Gràcia / ALBERT BERTRAN

INÉS ÁLVAREZ / BARCELONA

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Poco a poco se está convirtiendo en un rostro imprescindible en TV-3. Nos acercó a la tradición catalana con Caçadors de paraules, Bocamoll y Objectiu Pastorets, y luego nos evocó la banda sonora de nuestras vidas en No me la puc treure del cap. Ahora, Roger de Gràcia (Barcelona, 1975) ha vuelto con `La meva', un programa en el que se cuela en los platós de TV-3 para contarnos curiosidades. Su madre estará contenta.

--En un principio dudaba en hacer un programa sobre la tele...

--Sí, porque me daba la sensación de que era algo ya visto. Pero, a medida que iba grabando, me daba cuenta de que yo iba descubriendo cosas nuevas, con lo que para el telespectador todo sería novedad.

--Contento con el resultado?

--Aunque hay cosas que deberíamos perfilar, vamos por el buen camino. Y, como es un organismo vivo, evolucionará. Cada vez más curiosearemos en los rodajes y en los platós.

--Qué hace diferente a 'La meva'?

--Que hay el ánimo de meterse dentro del programa e intervenir en él directamente. Y no solo porque me pongo en la piel de algunos profesionales, también porque doy una visión particular, comento la jugada. Luego está la parte de nostalgia, de recuperar imágenes de toda la vida, que eso sí que se ha hecho ya. Es un potipoti que sirve para dar una visión diferente de la tele: que no es solo las caras que salen, sino también la gente que hay detrás.

--Se les rinde homenaje?

--Sí, porque si no sales, parece que no trabajas en la tele. A mí, cuando no aparezco en pantalla, mi madre me dice: «¿No estás haciendo nada, hijo?». Y yo le explico mil veces que detrás de las cámaras hay también mucha gente..

--Oiga, ¿tiene el peligro de convertirse en un presentador de 'revivals'?

--Lo dices porque lo último que hice fue No me la puc treure del cap? Pero durante un tiempo también presenté 'Caçador de paraules', 'Bocamoll' y 'Objectiu Pastorets', y parecía que solo me dedicaba a la tradición catalana . Mientras el trabajo esté bien hecho... Y yo estoy contento con el tono logrado en La meva.

--Y no teme acabar siendo el presentador corporativo de TV-3?

--Eso siempre se debe vigilar. Se debe dejar al telespectador que descanse de tu cara. Aunque ahora hacía un año que no salía.

--Y su madre sufriendo...

--Y mi madre sufriendo. Aunque también es cierto que he hecho cosas bastante seguidas. Porque, claro, es muy difícil decir que no a proyectos que están bien.

--El de la entrevista fue intenso.

--Sí, porque tuve el placer de que me entrevistasen cuatro grandes cracks: Albert Om, Mònica Terribas, Jaume Barberà y Àngel Casas. Aunque la experiencia más bestia fue con Barberà. Porque te mira, no te dice nada durante tres segundos, y tú no sabes qué está pasando. Si te está atacando o elogiando con la mirada. Estás a punto de confesar algo inconfesable, aunque no hayas hecho nada malo. No me extraña que sea un personaje que genera tanta atención. Es que es muy intenso, muy especial. Pero la experiencia con Om también fue muy fuerte. Porque tiene un tono más amable, agradable, conciliador... y te atrapa. Te mira como por dentro y le explicas intimidades.

--Ha sufrido en algún programa?

--Hacer de hombre del tiempo me resultó difícil. Pero en el que más sufrí fue en 'Cuines'. Eso de cocinar y hablar a la vez, explicando las cosas bien, tiene mérito. Aunque me parece que los de 'Cuines' están escarmentados, porque hice un plato bastante espantoso. Incomible.

--¡Está haciendo castings de todo!

--No lo había pensado, pero igual es una buena carta de presentación, si me hace falta trabajo.

--Aunque haya recortes, ¿nunca se podrán recortar las ideas?

--Es que una cosa lleva a la otra. Cuando hay recortes, hay menos equipos, menos presupuesto, más dificultades para trabajar... Con lo que se puede llegar a recortar las ideas. Aunque también puede pasar que con menos presupuesto se aguce el ingenio. No obstante, hay líneas rojas que, si se tocan, se complican las cosas. Y parece que ya están llegando al hueso. Pero son tantos los campos --la sanidad, la educación, la cultura--- en los que se empieza a tocar esas líneas rojas...

(Extracto de la entrevista publicada en el suplemento 'Teletodo' (18 al 24 de mayo 2013)