Gente corriente

Raquel González: "En el sillón de maquillaje ha ganado El Sevilla"

Es la maquilladora jefe de Tu cara me suena. Una obradora de milagros que nada tiene que envidiar a Keith Haring.

«En el sillón de maquillaje ha ganado El Sevilla»_MEDIA_1

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NÚRIA NAVARRO

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Si ayer notaron un soplo suave, cálido y prolongado, sepan que no se trataba de otro giro de la meteorología. Era el suspiro de Raquel González (El Prat de Llobregat, 1971), la milagrosa maquilladora de Tu cara me suena, que el viernes envainó la brocha tras meses de un ritmo enfebrecido.

-Convertir a Falete en Al Bano, a Ruth Lorenzo en Jessica Rabbit... ¡Ni santa Bernardita! No sé explicar el secreto. Sale de manera intuitiva. Tienes una foto y tienes la cara de un actor, con su propia expresividad, y debes adaptar luces y sombras a su estructura ósea.

-Lo pinta simple, pero el resultado pasma. Este oficio, que me apasiona, también exige paciencia, humildad, psicología.

-Tiene entre manos material sensible. Si trabajas con una sonrisa, contagias buen humor al más divo.

-¿Sonreír mientras vas a toda castaña? ¡No sé ni como estoy viva! Todo se hace en tres días. Pruebas pelucas en tres minutos y medio, pones prótesis, ingenias soluciones. Somos McGivers. Este año ha habido mucho rapado difuminado -por ejemplo, la Sinéad O'Connor de Ruth Lorenzo, ¡con todo el pelazo que tiene!-, que da su trabajo. Pero tienen tanta paciencia... Y han salido a cantar con todo lo que llevaban encima. La peluca que se calzó Sílvia Abril para hacer de Lady Gaga se corría hacia atrás del peso.

-¿Algún otro desaguisado, pifia, yerro? Nos dejamos una pinza amarilla en la peluca de Malena Gracia que llevaba Ana Morgade. Se bamboleó todo el rato. Y ella y Sílvia, que están muy locas, empezaron a marcarse la cara con un sello de besos y en la pausa no había manera de quitarlos porque la tinta era permanente.

-¿Es gente aplicada el artista? Falete ha sido el más intranquilo, pero nos hemos pegado panzones de reír con él. Y a Pablo Puyol casi lo ato el día de RuPaul. En el sillón de maquillaje, el premio lo ha ganado El Sevilla. Es un amor. Siempre contento, sin prisas, dejándose hacer.

-Oiga, ¿de dónde le viene la vocación? Nací con ella. No tengo precedentes. Mi madre cosía en casa, mi padre trabajaba en la Seat y yo quería estudiar Medicina.

-Adiós a la doctora González. A los 17 años me fascinó lo que me contaba una esteticista que me trataba el acné. Lo tuve muy claro. Trabajé en una discoteca y en el restaurante de mis padres para pagarme las clases en la escuela Stick Art Studio. Quedé segunda de mi promoción y me ficharon como profesora, pero no aguanté más de seis meses. ¡Tenía tantas ansias de volar!

-Voló hasta el prime time. Pero años más tarde mi madre me contó el disgusto que se llevó mi padre por dejar un empleo fijo. Sin contactos, empezando de cero, fui a parar a Lluvia de estrellas. Luego hice toda Operación Triunfo, acompañé a Rosa [López] y a Beth [Rodergas] a Eurovisióny seguí con todo Tu cara me suena.

-¿No le sabe mal estar en la sombra?¡En absoluto! Y menos conociendo de cerca el precio de la popularidad. Vivo encantada en El Prat y mi lugar está en el backstage. Me encantan la música, el cuerpo de baile, los ensayos, ver correr a la gente por los pasillos, la cantidad de peluqueros y maquilladores que trabajan en equipo. En el plató me cambia el ánimo.

-¿Fuera de él tiene vida privada y eso?

-No tengo pareja ni hijos. Eso facilita las cosas. A esta última edición llegué de un año duro: acabé la tercera temporada de Tu cara me suena, fui a dar clases de posticería a Panamá, me instalé tres meses en Beirut para trabajar en la versión libanesa del programa y al regresar empecé la edición de niños. ¡Le cogí una rabia a las pelucas! Solo le pido al cielo que me mantenga sana.