El papel de los opinantes

De rojo chillón a azul muy oscuro

Los responsables de los debates deciden el color ideológico predominante gracias a un amplio catálogo de contertulios

ANDREU FARRÀS
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hollywood siempre lo ha tenido claro. Hay papeles que parecen escritos para determinados actores. En los años dorados, si un director quería un gánster recurría a Edward G. Robinson. Si necesitaba una femme fatal, Veronica Lake ofrecía tantas garantías como hasta hace poco Sharon Stone. Para el papel de villano, hay un clásico, Cristopher Lee, que desde mediados del siglo pasado sirve tanto para enfrentarse a James Bond como para atemorizar a hobbits. Que faltaba un galán simpático, pues se contrataba entonces a Cary Grant o se ficha ahora a George Clooney. ¿Y quién encarna mejor a una mujer atormentada por el destino, llámese tsunami tailandés, anillo paranormal o accidente automovilístico que Naomi Watts?

El mecanismo se reproduce en los programas de debate político. Que se busca a alguien que defienda al Gobierno conservador de las andanadas de la oposición, pues hay multitud de periodistas, catedráticos, políticos en la reserva, abogados, escritores para escoger, sobre todo ahora con tanto paro. Pero hay algunos preferidos; y uno de ellos últimamente es Francisco Marhuenda, director de La Razón. ¿Falta una Juana de Arco de la unidad hispana que somatice en su rostro la maldad de todos los nacionalismos, salvo el español? Isabel San Sebastián interpreta a la perfección el dolor por la desvertebración del país, pero también bordan el papel Isabel Durán, Edurne Uriarte o Esther Esteban. ¿Y quién defiende al PSOE? Los guionistas también han contado siempre con un amplio catálogo. Sin embargo, cuando el Gobierno de Zapatero empezó a mostrar encefalograma plano, muy pocos salieron en su defensa. De esa minoría destacaron María Antonia Iglesias y Enric Sopena, que desempeñaron cargos directivos en TVE y RNE en tiempos de Felipe González.

No hay debates monocromáticos -«si todos estáis tan de acuerdo no os volveré a llamar», llegó a espolear una moderadora--, pero es difícil dudar de qué color dominará en Al rojo vivo (La Sexta) y cuán fuertes serán los azules de El cascabel al gato, de 13TV, o El gato al agua, de Intereconomía, dos canales que se disputan a diario el honor de ser el más anticatalanista del panorama español. El presidente del grupo Intereconomía es el exdiputado catalán Julio Ariza, escoltado por los periodistas Xavier Horcajo, exredactor de El País y Avui, y Javier Algarra, hermano de la desaparecida Eva Algarra, que fue directora de informativos de Catalunya Ràdio y jefa de prensa del president Jordi Pujol a mediados de los ochenta.

En las últimas semanas, 13TV (Conferencia Episcopal) ha dejado a Intereconomía sin su moderador estrella, Antonio Jiménez, después de que esta última emisora le adeudase al menos dos mensualidades. Y a El gran debate de Jordi González (Tele 5) le ha surgido un competidor peligroso: La Sexta noche, con Iñaki López al frente, tertulianos de toda la vida y alguna innovación fallida, como la hermana de Esperanza Aguirre.

Papeles reservados

Las listas de participantes de los distintos programas cuentan con casi los mismos nombres. En el apartado conservador, los mencionados Marhuenda, San Sebastián, etcétera, se relevan con Eduardo Inda, Esther L. Palomera, Mayte Alcaraz, Ignacio Villa y Melchor Miralles. Si se busca enardecer a las masas tuiteras, siempre se puede llamar a Miguel Ángel Rodríguez, exportavoz de Aznar, al líder del PP catalán Alejo Vidal-Quadras o a Pedro J. Ramírez (El Mundo).

Para cubrir los roles reservados al progresismo más o menos alejado del PSOE se puede escoger entre Ignacio Escolar, Antón Losada, Arsenio Escolar, Jesús Maraña, Joaquín Estefanía, Nativel Preciado, Ernesto Ekaizer, la exministra Cristina Alberdi y Joaquín Leguina, expresidente de la Comunidad de Madrid.

Para romper la impresión de bipartidismo en los platós, los responsables de los debates salpimentan los combinados con aparentes outsiders. El padre Apeles, Pilar Rahola y Alfonso Rojo tienen la misión de epatar al público con su desparpajo y habilidad dialéctica y evitar que decaiga el espectáculo.

El ecosistema catalán

Como en tantos otros aspectos, el microclima catalán tiene sus peculiaridades en el hábitat televisivo. No sirve solo el eje derecha-izquierda para el elenco sino que se le tiene que añadir la coordenada catalanismo-españolismo. En algunos casos, casi solo se usa este criterio, como en Canal Català, que ceba su parrilla diaria con dos debates políticos y uno deportivo. Surgidos en su mayoría de la cantera de las tertulias radiofónicas, nacionalistas de muy diversa graduación como Joan Ridao, Gemma Calvet, Magda Oranich, Patrícia Gabancho, Carles Capdevila (Ara), Núria Ferré, Manel Cuyàs (El Punt-Avui), Toni Aira y Vicent Sanchis frecuentan las tertulias de TV-3, BTV, Canal Català y 8TV.

Y se enfrentan con la proverbial moderación autóctona a los españolistas o federalistas Montserrat Nebrera, Ricard Fernández Deu, Juan Carlos Girauta, Jordi Cañas (Ciutadans), Martí Saballs (Expansión), Álex Salmon (El Mundo), Jordi Mercader y Toni Bolaño. Estos dos últimos fueron jefes de prensa de los presidents Maragall y Montilla.

Televisió de Catalunya no dedica desde hace años las franjas horarias de más audiencia a los coloquios políticos, pero Els matins y Divendres dan cabida a todos los colores ideológicos del Parlament, aunque las opciones soberanistas cuentan con un mayor peso relativo. Tanto en TV-3 como en Barcelona Televisió (La Rambla) y TVE-Catalunya (El debat), sus responsables también se preocupan por repartir cuotas de participación entre los grandes medios de comunicación escritos.