Una fórmula barata

Por un puñado de euros

Imagen de la emisión en directo de una tertulia en el magacín informativo de TV-3 'Els matins'.

Imagen de la emisión en directo de una tertulia en el magacín informativo de TV-3 'Els matins'.

MANUEL DE LUNA
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La relación de las tertulias con la televisión es la del hambre con las ganas de comer: en una etapa de dura crisis económica en el sector audiovisual (la publicidad en la tele generalista ha caído en el 2012 casi un 16%), comentar y analizar los actuales escándalos políticos y económicos, que provoca un gran interés mediático, permite llenar muchas horas con un coste muy bajo. Para una cadena de ámbito estatal, el precio de una tertulia, que puede durar varias horas (la tele no son obras, sino horas), varía entre los 10.000 y los 40.000 euros. Y es que es un género que en televisión se califica como de rango bajo. Sobre todo si se compara con Gran hermano: un solo programa puede rondar los 800.000 euros.

La diferencia en esta horquilla está obviamente en el nivel de producción: si el programa incluye conexiones en directo con enviados especiales, si se realizan reportajes de investigación, si el encargado de presentarlo es una estrella del medio, si los tertulianos son de primera fila y, claro está, si el programa incluye una entrevista en exclusiva con un personaje relacionado con el tema, y al que se le paga.

Al margen de los emolumentos del presentador, el tertuliano de teles de ámbito estatal suele cobrar unos 600 euros por programa, si la tertulia se emite en horario de prime time, y alrededor de los 300 euros, para los de emisión matinal.

Estos son presupuestos para las principales cadenas, ya que las más modestas, las que no superan el 5% de cuota de audiencia media, los precios por tertulia caen de forma espectacular. Así, por ejemplo, una tertulia diaria de prime time de las más modositas puede estar en unos 2.500 euros, y unos 125 euros por tertuliano (más el precio del taxi, si el programas es nocturno).

En estos niveles también puede suceder que el tertuliano no cobre (este lo plantea como una autopromoción), o cobre en especias: se ha dado el caso de una modesta cadena de ámbito estatal que pagaba a sus tertulianos con vales de una famosa cadena de grandes almacenes.

Esto explica que la tertulia sea prácticamente la columna vertebral de los pequeñas canales, ya que les permite llenar muchas horas a un precio asequible a sus posibilidades. Una fórmula perfecta para situaciones precarias. Y más en estos tiempos que corren, en la que es una opción muy agradecida por una audiencia muy interesada en que le expliquen, y le den un criterio, sobre la maraña de escándalos políticos y económicos que saturan la actualidad española.

«Hoy en día no hay más tertulias políticas que hace un año, pero sin duda ahora es un género mucho más notorio y con un mayor seguimiento por razones obvias», apunta un portavoz de una gran cadena estatal, quien remarca que en los grandes canales no le dedican a este género muchas horas de su parrilla, «pero los pocos programas de tertulia que se emiten presentan un nivel de producción que los diferencian muy mucho de los que prácticamente solo sobreviven con las tertulias».