HUMOR UNIVERSAL

Un 'Polònia' en Afganistán

Un programa de la cadena Tolo TV ridiculiza a señores de la guerra, policías y políticos corruptos con parodias que arrasan entre el público

`Shabake Khanda¿

`Shabake Khanda¿ / periodico

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Si la existencia de programas como `Polònia’ y ‘Homo zapping’son un buen barómetro para medir la salud democrática de la sociedad y el sentido del humor de la casta política y el famoseo en general, la parodia también puede servir como válvula de escape ante situaciones adversas, o muy adversas. Y un ejemplo está en Afganistán, país centroasiático en permanente conflicto armado, donde Tolo TV, una cadena volcada en el entretenimiento, arrasa con el programa ‘Shabake Khanda’ (literalmente, ‘el canal del humor’).

El ‘show’, protagonizado por Nabi Roashan, Siar Matin e Ibrahim Abed, incluye -según explica en su página web- monólogos, improvisaciones, magia, actuaciones, risas enlatadas y hasta tomas falsas al final de la emisión (¿les resulta familiar?) y se ha convertido en un incordio para los arrogantes señores de la guerra y policías y políticos negligentes, que se ven ridiculizados en la pantalla mediante atrevidas parodias.

Pero el humor puede ser un negocio arriesgado en Afganistán, aunque ‘Shabake Khanda’ -en antena desde hace dos años- dice las verdades a sus poderosos como ningún otro espacio. Esta cita semanal hace un llamamiento a los cómicos más valientes del país para denunciar la corrupción, el abuso y los chanchullos de los políticos echando mano de la sátira.

Por ejemplo, un reciente episodio la emprendió con el mismísimo ministro de Defensa, famoso por dormitar durante las reuniones oficiales."Wazir Sahib, ¿os debo despertar para defender al país? Dormís mientras un kamikaze suicida nos ha venido a atacar”, exclama uno de los actores, ilustrando la creciente irritación del país frente a la galopante inseguridad. El ministro en cuestión dimitió tras la matanza, a manos de los talibanes, de más de 140 jóvenes soldados a manos de los talibanes, en una base militar en el norte.

En otro capítulo, aparecía un oficial del Ejército que había perdido su vehículo blindado en una apuesta de juego, y hasta un policía obligado a dimitir por mantener relaciones con un "bazi bacha". Se trata de una práctica tradicional entre los hombres de todas las edades consistente en disponer de un muchacho joven como esclavo sexual. "Bajo la apariencia de comedia, demostramos la realidad de la vida en Afganistán", señala Rafi Tabee, productor del espacio. "Una comedia es más divertida cuando contiene algo de verdad –añade-; Además, en un país sumido en la tragedia, hacemos reír a la gente".

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No es de extrañar que ‘Shabake Khanda’ se haya ganado la reputación de buscarse problemas al revelar verdades que molestan. Y con cada nuevo episodio, el programa parece todavía más audaz.

Uno de sus blancos favoritos es la figura de un impresionante señor de la guerra, conocido por su afición a la bebida, al que uno de los actores siempre imita con una cartuchera en bandolera cargada de botellas de licor en lugar de munición.

"DISPARAD EN LAS MONTAÑAS, NO EN KABUL"

Otro de los ‘sketches’ más aplaudidos es uno en el que el presidente afgano, Ashraf Ghani, a través del teléfono, trata de convencer a otro exseñor de la guerra de que renuncie a lanzar disparos para celebrar el acuerdo de paz que ambos van a firmar. "Por el amor de Dios, ¿es realmente necesario? ¿Quieres volver a la lista negra?", exclama, preocupado, el jefe de Estado. "Impedir esa celebración es como hacer un arroz sin arroz", replica su interlocutor, flanqueado por un lanzacohetes. “Pues entonces, disparad en las montañas o los desiertos, pero no en Kabul", implora el presidente, aunque al otro lado del teléfono ya han colgado.

En otros gags, comedia y realidad se confunden cuando, por ejemplo, un parlamentario se queda sin electricidad por no haber abonado su factura. "Si no me restablece el suministro inmediatamente, seré yo mismo quien le desconecte a usted", le increpa el diputado al responsable de la compañía eléctrica. En realidad, el político nunca ha pagado su recibo.

Este tratamiento humorístico, en un país de cultura patriarcal -en el que todo lo que se percibe como humillante puede desatar la violencia-, ya ha tenido consecuencias, tal como explica otro de los actores, Siar Matin: "Dos hombres armados irrumpieron en mi casa diciendo: ‘Ustedes se burlan de nuestros líderes. Eso no debe ocurrir más’”.

Los partidarios del jefe del Estado han lanzado también alguna advertencia a Ibrahim Abed, que imita a la perfección al presidente y sus famosos cambios de humor.

REÍR, UN PECADO

"Hacer comedia aquí es tan peligroso como matar a una vaca en la India", reflexiona otro de los intérpretes, Nabi Roashan. "La gente enfadada te persigue", desvela. Otros, en cambio, han establecido un ‘feedback’ especial con el equipo de ‘Shabake Khanda’: "El público se dirige a nosotros en lugar de a sus representantes políticos para resolver sus problemas", añade Matin.

Pero el humor también reconforta y es visto como una escapatoria en un país en el que la esperanza es cada vez menor ante un conflicto bélico que se extiende, el aumento del desempleo y la corrupción. "Dicen que reír es un pecado en Afganistán -proclama Roashan-; Pero la gente está contenta de romper tabús".

El programa ha alcanzado una dimensión que traspasa la propia pantalla (eso también resulta familiar...). "Hay personas que hacen una advertencia: ‘Si te portas mal, ‘Shabake Khanda’ te sacará en uno de sus episodios’", explica Massoud Sanjer, director de Tolo TV. Y eso que la mayoría de los ‘sketches’ son fruto de la improvisación. "Nos reímos y actuamos ... Actuamos y nos reímos ...", admite el productor, Tabee.