tú y yo somos tres

Para echar a correr

FERRAN MONEGAL

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Hay apariciones tremebundas. Golpes de programación delirantes y cafres que solo se explican a partir de la teoría de los agujeros negros, y de un concepto enfermizo del túnel del tiempo más cochambroso y cutre. Les estoy hablando del susto que tuvimos la noche de Fin de Año cuando vimos al ventrílocuoMoreno y a su criaturaMacario en Tele 5. ¡Ahh! Ni en tiempos deSinuhé, el egipciose habrían atrevido a un ejercicio de taxidermia tan retrógrada y ruin. Instalados en aquel pretérito que creíamos difunto, en aquel antiguo reaccionarismo de la España carca y facha, el ventrílocuo le preguntaba a su criatura:«Oiga, Macario, ¿a usted ya no le gusta su señora? ¿Le ha bajado a usted la potencia sexual?». Y el muñecoMacario, con cara de asco, respondía:«Me ha aumentado la repugnancia marital. En lo tocante al sexo, a mi mujer se le caen las carnes en cascada. Con las domingas se tapa las pantuflas. Ronca como una mofeta pariendo. Es un cruce entre coliflor y cardo borriquero. La he metido en una patera y la he mandado camino de Costa de Marfil». O sea, que más que entrar en el Año Nuevo, en el futuro, en el porvenir, lo que nos propuso esa noche Tele 5 fue el regreso a la caverna más intolerante, retrógrada, machista y antigua. Al parecer no había bastante con haber contratado al ventrílocuo en calidad de productor del espectáculo nocturno. No había bastante con volver a las oscuras golondrinas de aquellas terroríficasRisas y estrellas, oNoche de fiesta, de hace tres lustros, ahora bajo el título deLa noche en Paz. No había bastante con su sello del entretenimiento, su característico y grasientotelepringue, que tuvo su máxima expresión -por ejemplo- cuando salióPaloma San Basiliointentando defender el clásicoCantando bajo la lluvia, pero escatimándole la lluvia, o sea, ni un hilo de agua, ni una gota, nada, uncantando bajo el secarralmás absoluto, lo cual fue de una sordidez indescriptible. ¡Ahh! Si lo hubiera vistoGene Kellyse habría vuelto a morir enseguida.

No había bastante, en definitiva, con toda esa caspa. Era necesario cerrar el círculo de grasa en las neuronas de la audiencia con la aparición del ventrílocuo yMacariosu criatura. Teletransportados en la máquina del tiempo más terrorífica se ubicaron en el centro del plató y nos depararon el bochorno que antes hemos visto. Echar a correr hasta la comisaría mas cercana y extender una denuncia habría sido lo más justo.