tú y yo somos tres

Operación picardía

FERRAN MONEGAL

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En vista de que Tele 5 no para con laratomaquia,Gran Hermano-ahora hacen dos galas a la semana, lunes y jueves, más el miércoles, que hay la gala del debate-, los virtuosos constructores deEl número 1(A-3 TV) se han visto forzados a imprimir un poco de destape a su programa para que tenga máspunch, para que sea un poco picante. Es un destape suave, casi blanco, todo hay que decirlo. A las tres concursantes que quedan en liza las hemos visto esta semana sumergidas en coreografías insinuantes. En lo que se refiere a vestuario, también. A la ampurdanesa de VilafantLaia Vehí, por ejemplo, la hicieron salir con unosshorts muy delicados, rematando sus hermosas piernas con unos zapatos de vertiginoso tacón, que seguramente habrán hecho las delicias de la juradoNatalia Jiménez, que desde que comenzó estetalent-showno paraba de decirle aLaia que los tacones son básicos; o sea, y como dijo una vez el poetaBrossacon retranca: «¡El pedestal son les sabates!». ARoko, la joven de Alcalá La Real, la vimos aparecer con una atuendo-picardía muy sugestivo, dando unos brincos tremendos sobre losboysque la acompañaban, ejercicio queMiguel Bosé calificó de meritorios«saltos pélvicos». Y la más veterana del conjunto -si es que a los 36 años se puede llamar a alguien veterano-, la almerienseHermi Callejón, salió muy tremenda y desenvuelta -videofoto adjunta-, haciendo una interpretación de aquel tórrido tema que popularizóPeggy LeetituladoFever, y que efectivamente hizo subir la temperatura del plató. ¡Ahh! Toda esta estrategia es inofensiva. Son intentospicantonespara que la audiencia del programa no decaiga, y no nos vayamos en masa a presenciar las torturas que en laratomaquiapractican contra los pobresratoncitos.

Por cierto, hay que señalar al respecto, con satisfacción, que al menos el mosén, el cura, el sacerdote barcelonésJuan Molina, que entró en la jaula de Guadalix y que ahora, ya expulsado, tiene que participar en las galas por exigencias del contrato, tuvo el lunes una actitud muy hermosa y digna. La Flautista de HamelínMerceditaspretendía enzarzarlo en unclinch, en unvaletudo, y le apremiaba a que bajase al centro del plató, a la arena del circo, para que protagonizase gresca, cacao, pelea cuerpo a cuerpo con otrosratoncitos, que es la base de este cafreexperimento sociológico. El cura se negó. No se movió de su silla. ¡Ahh! Quedó muy frustrada la flautista.