EN 3 MINUTOS

«Odio el huevo duro. Es repugnante»

Luis Piedrahita.

Luis Piedrahita.

JUAN CARLOS ROSADO
MADRID

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-¿Cómo le va con un minichef?

-De maravilla, porque Aimar tiene un conocimiento monstruoso de la cocina, casi enciclopédico. Y eso se combina con mi abismal desconocimiento sobre todo lo culinario. De todo lo que él sabe y de lo muchísimo que yo desconozco, surge un diálogo didáctico muy interesante.

-Pero, ¿no hay problemas en  trabajar con un niño de 9 años?

- Ninguno. La única pega es que había cosas que él sabía hacer mejor que yo. Por ejemplo, picar cebolla.

-¿Qué le interesó del proyecto?

-Me apeteció enseguida porque el concepto era muy claro y muy atractivo: dar una segunda oportunidad a un alimento que ha sido desdeñado históricamente. Desde los albores de la humanidad hemos odiado el brócoli, el pulpo, la berenjena o la col. La idea de que un personaje famoso odie la col, y plantearnos el reto de prepararle un plato de col y que le guste, me parece fantástico.

-¿Y cuál desdeña usted?

-Odio el huevo duro. De hecho, no creo que sea comestible. Al frito le pongo sus peros, pero el huevo duro es especialmente repugnante porque ni siquiera es duro, sino que es gelatinoso, como un ojo. Creo que hay una conspiración mundial para ir poniéndolo en ensaladas para ver si alguna vez pico, me lo como y se descojonan de risa.

-¿Sigue los programas de cocina?

-Sí, porque suelen estar muy bien explicados y realizados. Son casi como una película de suspense. Dicen: «Vamos a hacer esto», y te enseñan un plato precioso, «con esto», y te enseñan una piña, un melón y un engrudo. Te preguntas cómo se las ingenian para conseguirlo. Los alimentos están por lo general muy bien fotografiados, son muy bonitos. No cocino lo que veo en los programas, pero disfruto viéndolo. Tienen algo que engancha.

-¿Por qué mezcla tan bien el humor con la cocina?

-El humor es una actitud en la vida y mezcla bien con un programa de urgencias médicas, de arquitectura, de terror o de desatascar alcantarillas… Todo se puede hacer con humor. Bueno, menos comer huevo duro. Ahí me pongo muy serio.