Un 'Masterchef' a la cantonesa

El Hotel Cotton House ha sido este viernes el escenario de la competición entre chefs chinos y catalanes para el concurso de la televisión asiática Guangdong 'The Real Master Chef'

Momento de la grabación del concurso The Real Master Chef chino

Momento de la grabación del concurso The Real Master Chef chino / El Periodico

Inés Álvarez / Barcelona

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En la Gran Via barcelonesa se entremezclaban en la tarde-noche del viernes aromas de dos gastronomías muy distintas, la china y la catalana, procedentes de una singular experiencia: la grabación del concurso 'The Real Master Chef'. El exitoso programa es una mezcla del 'Masterchef' de TVE-1 y el 'Top Chef' de A-3, ya que los concursantes son prestigiosos cocineros del gigante asiático. Y tres de ellos, encabezados por Kwan Chin Chuen, han viajado a Barcelona para enfrentarse al equipo del Hotel Cotton House, comandado por su chef ejecutiva, Eva de Gil.

Lo de enfrentarse es una manera de hablar, porque el programa (primera y abismal diferencia con los productos televisivos patrios), huye de una competitividad a muerte y nunca humilla al concursante: "Con los chefs catalanes compartiremos una experiencia gastronómica, en paz y armonía; eso importará más que quién será el ganador", señaló Chuen, vicepresidente de Commanderie des Cordons Bleus de France y toda una celebridad en Asia. 

Sin lágrimas

Y es que la de Barcelona, como la que se vivirá en la Bodega Otazu de Navarra, el próximo domingo, 1, forma parte de dos capítulos sobre las diferentes gastromías (que se emitirán en noviembre), pero en cada programa de 'The Real Master Chef', sus participantes sí que compiten, "aunque jamás se les recrimina lo que han hecho. Se les dice: 'Bien, muy bien, excelente' o 'tú eres el campeón', explica el chef. Psicología positiva. Como en los coles modernos. No hay lágrimas ni malos rollos. Jordi Cruz y Alberto Chicote serían allí directamente extraditados.

Pero, claro, es que el 'Master-Top-Chef' asiático tampoco tiene que luchar encarnizadamente por la audiencia, porque el canal de radio y televisión que lo emite, Guangdong, de titularidad pública, llega a más de 300 millones de personas. Y es que no solo se ve en en la provincia de Guangdong  (Cantón) y de Guangxi, en el sur de China, sino que llega también a los hogares de Hong Kong y Macao.

De Navarra a BCN

Lo de la colaboración chino-catalana es un sueño hecho realidad del magnate doctor Lam King Ming, que en un viaje por Navarra acudió a celebrar su 80º cumpleaños a la Bodega Otazu y decidió realizar allí la final de la edición del 2016 del concurso, que antes se había rodado en Dubái y Tailandia. Este año han querido, además de repetir en la localización navarra, acercarse a la gastronomía de la capital catalana. "En este programa se buscará explorar cocinas regionales y compararlas con la china", señaló Guillermo Penso, director de la Bodega Otazu. 

Y como en aquella ocasión, hasta estos dos lugares viaja un equipo de 20 personas. Entre ellos se encuentran los otros dos chefs que acompañan a Chuen en su aventura gastronómica: Kevin Yeung, el chef principal del restaurante Otto, de Hong Kong, y Kevin Liang, del Langham Hotel de China. Pero también invitados de lujo, como el actor, productor y director de cine Tat Ming Cheung, que recientemente ha rodado con el actor experto en artes marciales Jackie Chan,Jackie Chan y la actriz y presentadora Chris To.  

Salmorejo y langosta

En la cocina colocada para la ocasión en la espectacular terraza del Hotel Cotom House, que permitía que los 31 comensales pudieran ver cómo se elaboraban los platos, tomaron forma las propuestas catalana y china. La chef del establecimiento preparó, con Enric Beneito y Christian Filardi, un salmorejo de cereza con tartar de tomate, un suquet de lubina y frutos de mararroz meloso de setas con carpacio de carne de Girona y, como postre, una adaptación de la crema catalana hecha en panacota y una teja de azúcar. "La presentación es vistosa, pero lo más importante es el producto con el  que se elabora", advirtió De Gil.

El menú chino consistía en un foie mid cuit con calabaza y salsa de trufa negra; carne de Guagyu y ternera de Girona con sopa, langosta al wok con cebolla y un postre de fresas y licor de lichi artesano. Platos todos ellos muy sugerentes y aptos para el público occidental que reniega de exquisiteces chinas como la sopa de nido de ave, que contiene saliva de pájaro, o recetas elaboradas con caballito de mar o carne de perro, que, afortunadamente, no está al alcance de todos los bolsillos. Quien sabe dice que en China nunca hay que pedir lo platos estrella para evitarse sorpresas. Pero en el Cotton House no se comió arroz tres delicias ni rollitos de primavera precisamente.