tú y yo somos tres

'Marro' para todos

FERRAN MONEGAL

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Oportunísimo, muy bien montado y muy bien estructurado documental el queSantiago TorresyRamon Vallésnos acaban de presentar en el programa30 minuts (TV-3): la historia delcafé para todos. ¡Ah! Esa si fue una maniobra curiosa. O sea, cómo se gestó, hace tres décadas, la España de las 17 autonomías, un invento del que el propioTarradellas, ¡ya en 1985!, dijo con preocupación : «¡Disset autonomíes, disset parlaments, disset policíes diferents...! Tot això representa una despesa que no sé si l'Estat la podrà aguantar». Efectivamente, ahora que la crisis nos golpea, le reflexión es oportuna. Retrata este documental, con absoluta nitidez, la improvisada y perversa maniobra que el gobierno de UCD, con la connivencia del PSOE, del PCE y de los restos del franquismo de Alianza Popular, impulsaron ante las justas pretensiones de Catalunya y Euskadi de recuperar sus estatutos de autonomía que les había arrebatado la dictadura. A la vista de la reivindicación vasca y catalana, se inventaron la generalización de las autonomías, o sea, todos vestiditos con el mismo uniforme, para diluir la singularidad política de Euskadi y Catalunya. El famosocafé para todos. ¡Ah! La virtud de este30 minutsha sido pintar el cuadro auténtico, real, de la maniobra, contada ahora, 30 años después, por algunos de sus protagonistas.Rodolfo Martín Villa, por ejemplo, ministro de Gobernación deSuárez, dice ahora, con la perspectiva de 30 años transcurridos:«El tema autonómico no estaba planteado en otros sitios. En Extremadura, o en mi tierra, en la meseta, el tema era ¡Libertad y amnistía!La autonomía no». YJoaquín Leguina, entonces miembro del núcleo directivo del PSOE, nos advierte ahora, casi en tono de denuncia:«¿Si el vecino lo tiene, por qué no lo tengo yo? A eso se le llama emulación. Emulación que ha seguido existiendo para desgracia de este país». Y es en ese instante cuando el30 minuts, con oportuna precisión, señaló:«En muchas regiones la gran preocupación de los políticos fue crear enseguida una conciencia autonómica». Efectivamente, necesitaban crearla a toda prisa porque no existía.

¡Ah! Deberían pasar este trabajo en colegios e institutos. Nuestra juventud entendería la maniobra delcafé para todos, y por qué ha acabado en unmarro para todos. Cabría, eso sí, otro30 minutsque explique el papel del nacionalismo -sobre todo el nuestro, el catalán- ante esta uniformización del país. Cafetera exprés.