Haciendo el indio en la India

En el infantilismo deCrackòvia(TV-3) he visto un momento, unsketch, meditable sobre el fabuloso mundo de la fórmula 1. Estaba retransmitiendo en Nueva Delhi el abnegadoJosep Lluís Merlos(Pep Plaza) y de pronto aparece su compañeroFrancesc Rosés(Carlos Latre) haciendo cabriolas y posturismos despendolados. Sorprendido,Merlosle pregunta:«¿Qué haces?». YRoséscontesta:«Lo único que se puede hacer en el Gran Premio de la India es el indio». Efectivamente, estoy de acuerdo. Este fastuoso circuito recién inaugurado en un país con los índices de pobreza y de miseria más escalofriantes es toda unaindiada. Y podríamos extrapolar el tema a las propias cadenas de televisión. Aunque La Sexta sigue manteniendo con la F-1 unos índices de audiencia notables, la tendencia es a la baja porque en España, siFernando Alonso no triunfa -y no está triunfando-, la excitación amaina. Pero aunque el piloto triunfase como antaño, el problema, hoy, sigue estando en las astronómicas cantidades que se han pagado por los derechos de retransmisión: aunque logren elevar algún punto elshare, en época de empobrecimiento general la poca publicidad que entra no compensa el gasto. En el caso de TV-3 podríamos movernos en términos similares, con el detalle añadido de que en este caso estamos hablando de una cadena pública en fase de doloroso adelgazamiento existencial. No pretendo en absoluto erosionar la labor profesional de los excelentesMerlosyRosés. Me limito simplemente a preguntarme si el precio que TV-3 paga por los derechos de la F-1, a día de hoy, puede considerarse una inversión de servicio público de primera necesidad o un fabuloso gasto. O sea, y como nos advertían loscrackovianosen su divertido y meditablesketch: «Lo único que se puede hacer en el Gran Premio de la India es el indio».

DÍA DE DIFUNTOS.- Con un macabro sentido de la oportunidad, Tele 5 va a honrar esta noche el Día de Difuntos conPaquirrínviajando a ultratumba para hablar con su padre, de la mano de la inquietante médiumAnne Germain, y con los servicios de traducción del inglés al español del virtuoso políglotaJordi González. Ya veremos qué da de sí este espectáculo, pero de entrada tiene pinta de siniestro aquelarre. Al margen del papelón que está dispuesto a interpretar sobre sus muertos el jovenPaquirrín, cabe felicitar a la cadena: sigue navegando, impertérrita, entre lo tétrico y lo delirante.