«Fui a un cole del Opus y salí con secuelas que todavía he de sanar»

-¿Le debe a su Goya por Blancanieves estar en esta serie de Tele 5?

-Es que no sé qué habría pasado si no me lo dan.

-¿Pero ha notado cambios desde que le dieron el premio?

-Sí, algunos. Por ejemplo, que me ofrecen proyectos sin tener que hacer el casting. Eso es un gustazo y lo mejor que le puede pasar a un actor. Pero tampoco ha sido una locura ni que me estén llamando para todo. Lo que noto es que estoy tranquila, porque voy teniendo trabajitos.

-O sea, que el Goya le ha proporcionado estabilidad…

-Sí. Me siento más segura y querida, y eso da mucha tranquilidad. Querida por la profesión y respetada por el público. Eso no quita para que luego tenga mis inseguridades y mis paranoias. Pero lo del Goya me hace pensar que voy por buen camino.

-¿Qué le gusta de su personaje?

-Sonia tiene las ideas muy claras y eso es lo que más me gusta, que quiere cambiar el mundo. Tiene una parte contestataria muy chula.

-¿Se siente usted también un poco becaria como Sonia dentro del mundo de la interpretación?

-Sí, el otro día lo comentaba con un compañero. Hay una parte de mi personaje que no tengo que trabajar. En esas escenas en que se reparten los temas de la revista, mi personaje es la benjamina y la aprendiz, y a mi como actriz me pasa lo mismo.

-Pero usted es toda una becaria premiada...

-Sí, pero mis compañeros son gente que admiro mucho y de los que aprendo un montón.

-¿Qué tema de los que trata la revista le preocupa más?

-El paro. Todos tenemos gente alrededor que lo está pasando mal.

-¿Qué tal hija es en la vida real?

-Hay veces que entiendo a mi personaje. Mis padres son lo mejor del mundo y me llevo muy bien con ellos. No he sido la típica rebelde. Cuando les digo que me cuenten cosas mías de pequeña, me dicen que era muy buena. A mí me da rabia no haber sido más alocada.

-¿Cuáles son las bazas de B&b?

-Creo que es una serie agradable de ver. Me recuerda a Médico de familia y Periodistas. Es una ficción sencilla y nada pretenciosa.

-En la obra de teatro La llamada, usted hace de religiosa. ¿Tiene algo de su personaje?

-No soy religiosa. No tengo nada que ver con el personaje. Yo fui a un colegio del Opus y he salido con secuelas que todavía tengo que sanar. Hay cosas que he visto y cosas que me han enseñado que no me han gustado.

-¿Qué mensajes del Opus le parecen más rechazables?

-La forma de tratar la homosexualidad. Es una cosa que me hierve la sangre. Ellos la consideran una enfermedad y creen que hay que ayudarles y curarles porque los pobrecitos tienen un problemón. Tengo amigos y familiares que son homosexuales. Oía en el cole que es imposible que estén enamorados y yo pensaba: '¿Pero qué me estáis contando?'. Ellos dicen que se puede tratar con un psicólogo. Son cosas que me dan mucha rabia.

-¿Cómo han vivido en su casa el éxito de los Goya?

-La estatuilla está en una estantería del salón, donde la puso mi madre. Yo me desperté y estaba colocada allí. Me gusta el sitio porque está cerca de una foto familiar. Ha sido todo muy natural, porque yo no he vivido esos recelos de los padres que han sufrido otros compañeros. Mi hermano era actor y tampoco le costó.

-Pero el Goya habrá supuesto una conmoción en su familia, ¿no?

-Desde dentro todo es más normal de lo que la gente se cree.

-¿Fue frustrante para usted que no continuara Luna en Antena 3?

-Nos dio mucha pena, porque estábamos muy a gusto y la gente nos decía por la calle que estaban enganchados a ella. Pero siempre pienso que las cosas pasan por algo.