entrevista

Francesc Orella: "'Merlí' es una serie necesaria para valorar a los maestros"

El actor interpreta al poco ortodoxo profesor de Filosofía de la ficción de TV-3

Francesc Orella, protagonista de la serie de TV-3 'Merlí'

Francesc Orella, protagonista de la serie de TV-3 'Merlí' / periodico

MARISA DE DIOS

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El carismático profesor de Filosofía que ha revolucionado las vidas de los chicos que estudian en el instituto Àngel Guimerà (como el rebelde Pol interpretado por Carlos Cuevas), en el que se ambienta la serie de TV-3 'Merlí', ha sido durante los siete primeros episodios de 'Carlos, Rey Emperador' (TVE-1) uno de los más fieles consejeros del monarca.

El prolífico Francesc Orella (Barcelona, 1957), que compagina sus intervenciones televisivas con las tablas, está acostumbrado a interpretar a personajes con carácter, como el general Prim de la miniserie sobre el asesinato del presidente del Consejo de Ministros, el siniestro alcalde falangista de 'Les veus del Pamano' (TV-3) y el policía con bastante mala leche de 'El comisario' (Tele 5).

También le hemos visto en conocidas producciones como 'Ventdelplà' y 'Estació d’enllaç' y en películas como 'Los ojos de Julia' y 'Tres dies amb la família'.

El éxito de 'Merlí' ha hecho que Antena 3 compre los derechos para emitirla el año que viene para toda España.

--Merlí es un profesor poco convencional.

--Es un personaje complejo. Cuesta definirle en pocas palabras, pero si hay una es desconcertante. Es un profesor atípico, que tiene muchas caras y comportamientos diversos, muchas veces censurables. Pero como profesor es un tío que disfruta enseñando y su objetivo es que sus alumnos piensen libremente, que aprendan a razonar y a pensar.

--¿A qué se refiere con que su personaje es desconcertante?

--Porque es un provocador. También es un cachondo, inmaduro e impulsivo, que para conseguir un objetivo loable a veces utiliza métodos censurables. Por eso descoloca a la gente que tiene a su alrededor, desde los alumnos a las personas que tienen una cierta intimidad con él. Por ejemplo, a su hijo, que es un personaje básico en la historia. Pero es un profesor brillante.

--Brillante, aunque genera muchos recelos entre algunos compañeros, sobre todo el profesor de Literatura (Pere Ponce).

--Es que esos métodos que utiliza no son nada ortodoxos y por eso tiene unos conflictos y algunas diferencias con el staff del profesorado. Lo que pasa es que es muy ácido, criticón y un tío bastante irónico, que puede llegar a cargarse muchos esquemas mentales y tópicos, por lo que es un provocador en este sentido. Por parte de los alumnos, la mayoría lo recibe bien, como un tío excéntrico, enrollado y cachondo, aunque para otros es un borde. El personaje huye del tópico del profesor fantástico.

--Su forma de impartir las clases recuerda un poco al profesor Keating de 'El club de los poetas muertos'.

--Un poco sí que tiene referencias a esa película, pero aquí la creación que ha hecho Héctor Lozano [el creador de la serie] es mucho más matizada. El personaje tiene muchos defectos, no es un tío fantástico en todo, sino que de repente se comporta de una manera que no es correcta, aunque no tiene mala hostia. Tiene un buen objetivo pero con métodos a veces un poco impulsivos. Vamos, que es un poco 'matusser'. Y con las mujeres es un desastre, un inmaduro. En ese aspecto ha sido un Peter Pan irredento. Eso también le hace divertido y según cómo, patético. Eso es lo bonito, que la serie es como la vida misma.

--Por eso mismo no se puede calificar ni como un drama propiamente dicho ni como una comedia.

--Me encanta que no se pueda calificar. Es una ficción realista en la que hay de todo: un poco de drama, de comedia, de reflexión, es una serie de interés sociológico… Está planteando unas realidades que están pasando en el mundo de la enseñanza, en el mundo de las relaciones padres-hijos, maestros-alumnos, entre alumnos, entre profesores... En ese aspecto, creo que es una serie oportuna y necesaria, también para valorar el trabajo de los maestros, que a veces está muy desprestigiado, y para dar a conocer el mundo de la adolescencia, de esta prejuventud en una edad difícil, en la que los chicos descubren muchas cosas y en la que quieren correr mucho, necesitan orientación pero a la vez se les tiene que dejar libres…

--Merlí nos está enseñando a ver la filosofía desde otra perspectiva, y no como una materia que, de antemano, a mucha gente le parecía bastante densa.

--Porque él la enfoca, no desde el punto de vista de historia de la filosofía, aunque evidentemente va citando a los pensadores más importantes, sino que lo que le interesa es aplicar al mundo real las grandes reflexiones, los grandes temas que han tratado los filósofos. Aplicarlos en el día a día de estos jóvenes, con sus contradicciones, dudas y miedos. Los pone en casos concretos en cosas que les pasan a los chicos. De alguna manera, enfoca la filosofía como una ciencia que cuestiona las cosas. Su objetivo es que los alumnos reflexionen con libertad y que, por tanto, huyan de prejuicios, autoritarismos, dogmatismos y lo que quiere es que los alumnos utilicen la cabeza, sean observadores, se mojen y tengan espíritu crítico y reflexionen con libertad.

–Por cierto, le hemos visto en muchos papeles, pero nunca antes como profesor.

–Sí, nunca me había tocado el personaje de un profesor. Me ha gustado mucho hacerlo porque es un mundo apasionante y trabajar con gente joven da una energía brutal, y hacer de profesor me está abriendo muchas ventanas. Además este personaje tiene tantos registros, es tan rico, que es un placer para un actor.

--¿Con este papel, se ha acordado mucho de los profesores que tuvo en su etapa de estudiante?

--He pensado en mi profesor de Filosofía, que ya murió. Me gustaría que lo citase porque tengo un gran recuerdo de él. Era el padre de Àngels Gonyalons, Joan Gonyalons. Fue un profesor que hizo que me gustara la filosofía, que cogiera interés por la asignatura. Tenía una manera de enseñarla muy amena y desde aquí le quiero recordar.

--¿Entró en contacto con algún profesor para prepararse este papel?

--Hablé con un excompañero que estudió conmigo y que ahora es maestro y he tenido alguna conversación con algún profesor para enterarme de esta edad de la adolescencia. Pero tampoco he hecho un trabajo de investigación porque la serie está muy bien escrita y rápidamente intuyes cómo es el personaje.

--Merlí es el adulto rodeado de chicos y usted, a nivel profesional, también. ¿Cómo lleva lo de trabajar con gente joven, algunos de ellos con poca experiencia en el mundo de la interpretación?

--Es muy rico. Me encontré cómodo desde el primer día con las secuencias en las aulas con los chicos. Me entiendo bien con la gente joven y no me fue difícil. Te dan mucha energía, espontaneidad e intuición. A veces te hacen ver que tienes una edad y una experiencia, pero eso no ha sido una diferencia, sino al contrario, un acercamiento. Son chavales muy abiertos, con muchas ganas de aprender. De hecho, algunos ya tienen experiencia. Con dos de ellos trabajé en 'Les veus del Pamano'. Yo no sé cómo me ven a mí, que tengo más años, pero ellos también me enseñan muchas cosas.

--Últimamente le hemos visto en TVE-1 en 'Carlos, Rey Emperador' y la miniserie 'Habitaciones cerradas'. ¿Tiene más proyectos?

--Después de 'Habitaciones cerradas' hice un episodio de la serie de TVE-1 'El Ministerio del Tiempo'. Ahora tengo una película para otoño del director Óscar Pérez, titulada 'La millor opció', que se rueda en el delta del Ebre y en el Sáhara. Y para el año que viene tengo dos producciones de teatro. Y 'Prim, el asesinato de la calle del Turco', que ya se vio en TVE-1, todavía está pendiente de emisión en TV-3.