tú y yo somos tres

La escopeta nacional

Ferran Monegal

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Para cerrar el año 2012,Jordi Évoleno podía haber elegido mejor criatura a entrevistar (Salvados, La Sexta): ha conseguido sentarse frente a frente conBaltasar Garzón, y practicarle el primerapprochetelevisivo desde que fue inhabilitado como juez. ¡Ahh! La postura deÉvolecomo entrevistador ha constituido un delicioso conjunto de metáforas y de ironías. Con sutil suavidad, le fue envolviendo con preguntas acerca de los verdugos que han guillotinado su carrera en la judicatura. También le sugirió, con delicadeza, que quizá ha pagado -injustamente- un altísimo peaje por haberse instituido en «juez estrella»(«Más que juez estrella, juez estrellado»contestóGarzónen uno de los pocos momentos en que también entró en la ironía). Y hasta le pasó una parte de aquellas tremendas declaraciones que hizo tiempo atrás el exministroJosé Barrionuevo, cuando dijo que el gran error deFelipe Gonzálezfue haberle abierto las puertas de la política,«porque después, cuando dejó de ser diputado, lo primero que hizo fue convocar enseguida una rueda de prensa», es decir, lanzando contraGarzónel dardo, la acusación, de que era un ser vengativo. O sea, queÉvole, aun partiendo de una admiración indiscutible, no le ahorró a su entrevistado las aristas de su travesía. Y le instó repetidamente a que señalase a sus verdugos.Garzón, no obstante, hizo lo contrario de lo que se le pedía. Retrató bien el clima de acoso y derribo que ha sufrido:«No había argumentos para juzgarme ni para condenarme. Todo fue una ceremonia para que dejase de ser juez. Los juicios demostraron que no llevaban la razón, pero a pesar de eso la sentencia se pronunció como si no hubiera existido el juicio», dijo el juez abatido. Y lo dijo con un rictus facial, y ademanes, que denotaban su justa indignación, y su furia ante el atropello cometido. No obstante, no salió de su boca ni un solo nombre ni apellido.

Hubo un instante, intenso, en queÉvolenos recordó lo increíble, lo disparatado, lo sublevante, de este asunto:«El único condenado en firme por el caso Gürtel resulta que es usted; es decir, a Camps se le absuelve ¡y se condena al juez!», y añadió, en forma de pregunta:«¿Este país todavía funciona así, como en La escopeta nacional. YGarzón, reprimiendo una cólera más que comprensible, contestó:«Sí, La escopeta nacional sigue vigente en gran medida». Exactamente: la perdigonada como argumento único.