tú y yo somos tres

'Cheerranos'

FERRAN MONEGAL

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Aunque la audiencia conseguida en el estreno no ha sido un descalabro, este inventomade in serranode la mítica serie norteamericanaCheers(T-5) ha sido bastante deplorable. Es una adaptación carpetovetónica que se la podían haber ahorrado.Antonio Resines, por ejemplo, fantástico y sensacional actor, interpreta aquí a unFélixque quiere ser reflejo del genialFrasier Krane y resulta que lo único que refleja es alDiego deLos Serrano. O sea, cámbienle el nombre a la comedia: pónganleCheerrano. QueResinesen lugar de estar detrás de la barra, ahora esté delante, no tiene la menor importancia. ¡Ah! Si con intérpretes de esta categoría (Pepón Nieto,Alberto San Juan,Joan Pera...), les ha salido esta astracanada, cabe pensar que el problema reside en la falta de talento, de chispa, de ingenio, de los que han manejado el guión y las tramas. Los sketches,que se van sucediendo, son de una fatal previsibilidad. Por ejemplo, esa escena en la queResinesestá con lavampque ameniza su despedida de soltero. En un momento dado, la muchacha, que sufre narcolepsia, se desmaya en sus brazos. O sea, vemos aResinesabrazado a una sugestivavampen bragas y sujetador. La siguiente escena estaba cantada: aparece la novia deResinespor la puerta, y la arma. ¡Ah! Es imposible construir algo más viejo, más previsible. Por cierto, el papel de novia lo interpretóAna Belén. Ha sido uncameoinfumable. Nos duele que artista tan exquisita, y con tanto carácter, haya sido incrustada en esta flojedad. Por fortuna es eso, un cameo;o sea, no volverá a salir . Es lo único que cabe celebrar.

SSLqTHE NEW YORK TIMES'.-Acaba de emitir Canal+ 2 un interesantísimo documental tituladoPage One: Inside The New York Times. Centrado en un año de la vida de este diario, el trabajo refleja la zozobra, y en muchos casos el drama, que ha vivido, y vive, este diario, como exponente del resto de periódicos en formato papel de todo el mundo mundial. La llegada de internet; la dislexia de la lectura gratis en la red frente al pago en el quiosco; el fenomenowikileakscomo desballestamiento de los axiomas de prudencia y responsabilidad del periodismo clásico; y sobre todo la creciente confusión entre el informador profesional y elvoyeur ocasional que cuelga algo en YouTube porque le hace gracia... Todo esto, centrado, vivido, en el interior delThe New York Times. No es un trabajo gremial: es de interés general.