'Castellers' y un solo de trompeta

Vista la gala del premio Català de l'Any por la tele (TV-3), nos ha quedado, como imagen más vibrante, esa colosal torrecastelleraque al final levantó lacollade Vilafranca, ese4 de 7 amb agullaapoteósico y emocionante. La dimensión conseguida ha sido sorprendente: acostumbrados a ver en la tele, desde casa, las torres levantadas al aire libre, en calles y plazas, ver ahora esta construida, erigida, en un espacio cerrado, nos ha proporcionado un punto de vista insospechado. Encima delanxanetaesta vez no había la inmensidad del cielo, sino la cúpula que cierra por arriba el Teatre Nacional de Catalunya; y esta acotación, en lugar de empequeñecer la torre humana, resulta que la redimensionó de forma colosal. La noche, bien servida y conducida porHelena García MeleroyJosep Cuní, tuvo también una rareza, un plus, una sensibilidad musical francamente resaltable: la extraordinaria interpretación delstandardclásicoDream little dream of meque realizó el quinteto deJoan Chamorro y la participación de la deliciosaAndreaMotis, una voz prodigiosa, de honda poética, que además nos deparó un solo de trompeta fantástico. ¡Ah! Este tema musical fue impulsado, popularizado, en los años 50 porElla FitzgeraldyLouis Armstrong. Gracias a ellos alcanzó la categoría destandard, que luego interpretaron con enorme éxito desdeDoris Dayhasta los californianosThe Mama's and the Papa'so la francesaSylvie Vartan. Lo que nos ha ofrecido la jovencísimaAndrea Motis-solo de trompeta incluido- enriquece la trayectoria de este clásico.

El humor ha sido también un ingrediente básico en esta gala.Jordi LPse transformó en un torbellino de personajes, y dio prueba de su sarcasmo cuando advirtió«¿Tienen algo que ver Miret y Millet? Pues sí, el primero tiene folre y el otro ¡manilles!».¡Ahhh!

Del parlamento delpresident Artur Mas a mí particularmente me interesó, me gustó, su referencia al cumpleaños de EL PERIÓDICO en catalán. Dijo:«Se abrió un camino». Efectivamente, un camino del que se cumplen ahora 5.000 ediciones y 14 años. Recuerdo perfectamente cuandoAntonio Asensio Pizarrofue a ver aJordi Pujolal Palau de la Generalitat a presentarle la edición catalana de este diario. Corría 1997. ¡Ah! Aquello fue una proeza, un compromiso, insólito en aquellos años. Aquel encuentro en el Palau me lo ha contado muchas veces mi queridoAntonio Franco. Con orgullo.