ENTREVISTA CON LA Actriz de 'La Riera'

Candela Serrat: «Tengas o no apellido, siempre opinarán de ti»

MARISA DE DIOS
BARCELONA

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Con tres obras teatrales a sus espaldas, Candela Serrat (Barcelona, 1986) ha debutado en la tele con el papel de Alba en 'La Riera' de TV-3, una decidida secretaria de dirección que ya ha tenido sus más y sus menos con Nil (Peter Vives) y Lídia (Anna Sahun). La joven actriz, que se formó en Londres, es consciente de que su apellido es difícil de olvidar: es la hija de Joan Manuel Serrat.

-Por primera vez trabaja en casa. Sus anteriores obras teatrales las había hecho en Madrid.

-Tenía muchas ganas de volver y se agradece la práctica de trabajar en catalán. Además, se trata de una serie que se parece a otras con las que he crecido.

-Al estar en Madrid le costaría seguir asiduamente La Riera.

-La verdad es que no la veía mucho. Fui fan de El cor de la ciutat, Laberint d'ombres, Nissaga de poder... Pero parte de mi familia es una gran seguidora y me iban comentando cosas. Cuando me ofrecieron el papel la vi entera. Lo que me gusta de La Riera es que nadie es totalmente bueno o malo, y eso la hace más realista.

-Alba no ha entrado con muy buen pie. Nada más llegar, Nil y Lídia provocan que la despidan.

-Empieza con poco carácter, pero le irá saliendo a base de golpes.

-El personaje es pequeño, pero ¿tendrá continuidad?

-Alba seguirá un tiempo y se irá por Navidades, ya que necesitará tomarse un respiro para replantearse su vida después de algo que le va a pasar. Luego volverá.

-¿Qué hay de Alba en Candela y de Candela en Alba?

-Me gusta pensar que soy una persona bastante responsable igual que Alba, aunque a lo mejor soy un poco más loca que ella. Al principio, me costó engancharla porque se la veía más niña. Le estoy intentado poner un poco de mi carácter. No la quiero hacer muy blanda porque entonces lo va a pasar fatal (ríe).

-Usted había trabajado en teatro. ¿Qué le está aportando la tele?

-Te da unas tablas muy buenas, sobre todo siendo una serie diaria, que te aporta una disciplina de trabajo como podría ser la universidad. Yo tenía un poco de miedo a la cámara y tener la oportunidad de grabar cada día e irte quitando ese miedo poco a poco es una gran suerte. Además, es bonito tener una trama que puedas seguir a nivel profesional, ayuda a crear un personaje ajustándolo cada día.

-¿Tener el apellido Serrat le ha abierto o le ha cerrado puertas?

-Ni lo uno ni lo otro. Las puertas que me pudiera abrir ni tienen nada que ver con lo que hago ni serían buenas. Tampoco me ha cerrado nada. Además, como estudié en Londres, allí el apellido no importaba. Cuando volví, al principio sí que ves que la gente tenía ganas de juzgar. Yo pedí paciencia y creo que la tuvieron.

-¿Pero ha sentido la presión de llevar su apellido?

-Sabía que habría gente que vendría a ver si me defendía o no. Pero es que mi profesión y la de mi padre son tan distintas, aunque las dos sean artísticas. ¡Ojalá pudiera cantar! Tengas o no apellido, siempre opinarán de ti.

-Aunque no compartan profesión, ¿su padre le aconseja de trabajo?

-La de los consejos es más mi madre. Mi padre siempre nos dice que si tenemos alguna pregunta, le preguntemos. Pero que nos deja hacer lo que queramos.