El bombero de Brooklyn

Esta que fue gran pareja cómica del cine español de los años 70 y 80 no aparecían juntos desde hacía mucho tiempo. Excepción hecha del espot televisivo de Campofrío de las pasadas Navidades, en donde salían en compañía de una grantroupe de humoristas, el tándemPajares&Estesodicen que llevaba años completamente roto, quebrado, hecho añicos. Incluso con relaciones personales hundidas. Durante los últimos años les hemos visto en la tele, sí, pero por separado, protagonizando cada uno sus propias miserias en programas y papillas de los programas de la víscera y de las autopsias en vida. QuePablo Motosles haya rescatado de tanta cochambre televisiva, y les haya juntado en su plató deEl hormiguero(A-3 TV) como dos artistas y no como dos cadáveres para los buitres, me ha parecido un ejercicio de justicia. Ha conseguido que flotase en el ambiente una especie de ternura, una evocación a aquellos tiempos en que ellos triunfaban bárbaramente en aquella España del destape, deLos bingueros, deLa Ramona... Tiempos quizá cursis y casposillos, pero seguramente tiempos para ellos más felices. Entraron en el plató con alegría. Se abrazaron intentando demostrar que siempre han sido amigos. Y advertimos enseguida un golpe de coquetería peluquera muy divertido: los dos, quizá sin saberlo, se habían tintado el pelo con el mismo tono de Farmatint. ¡Ahhh! Cada uno contó que tiene proyectos en espera de destino.Pajaresdio un título:Aterriza si tiés güevos. El mercado dirá si es factible, o si se les ha pasado el arroz a este dúo. Pero disfrutamos escuchando anécdotas del rodaje de su películaLos energéticos(1979), en donde les pusieron departernairea una despampanantevampllamadaAjita Wilson,y resulta que era un travesti que, en realidad, se llamabaGeorgesy era bombero en Brooklyn. DecíaPajares:«¡Tenía fuego en el cuerpo!». Nos reímos.

VIDAL-QUADRAS.-Quizá para mitigar el golpe que le ha propinado Rajoy,expulsándole del comité ejecutivo del PP,Ariadna Oltraacogió ayer aVidal-QuadrasenEls matins(TV-3) y le hizo una entrevista. Decía el político, pensando en el cargo perdido:«¡Nada es eterno! Antes eso se advertía uno o dos días antes. Era un gesto de cortesía»,y con una mezcla de resignación y de sorpresa triste, concluyó:«Esta vez han preferido el suspense. No lo acabo de entender». ¡Ah! Elsuspense. Ingrediente típico de novelas de asesinatos y crímenes.