Alberto López: «Me gustaría que Rafi se abriera en 'Allí abajo'»

El actor de la exitosa serie de A-3 representa en el Club Capitol 'Patente de corso', junto a Alfonso Sánchez

El actor Alberto López, este verano, en el centro de Barcelona.

El actor Alberto López, este verano, en el centro de Barcelona.

OLGA LERÍN / BARCELONA

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Alberto López, el entrañable Rafi de la serie de Antena 3 Allí abajo, anda estos días por tierras catalanas. Junto a Alfonso Sánchez (Rober, en la comedia), protagoniza hasta el 20 de septiembre Patente de corso, obra basada en textos de Arturo Pérez-Reverte, en el Club Capitol. Ambos acaban de rodar también Ocho apellidos catalanes, que llegará a las pantallas el 20 de noviembre, y en otoño retomarán la exitosa comedia de A-3.

-Su carrera empezó en Isla Mágica, donde hacía acrobacias. A Rafi no se le ve haciendo muchas piruetas en el bar de Allí abajo...

-Hombre, ¿le parece poco los malabares que hace entre su hermana, su mujer, su hija y su nuevo jefe? (ríe) Y son de nivel, de más de tres objetos. El hombre quizá tuvo su época ágil, pero ahora la agilidad va por otro camino, por el de bandear todas las situaciones que se va encontrando en la cafetería y en su transformación.

-¿Qué pasó en su vida que no siguió los pasos de actores como Burt Lancaster, con películas en las que podía lucir esa destreza?

-Vivimos en un país donde la industria cinematográfica no es una industria como tal. Una parte importante de mi camino teatral ha ido pegado a esa virtud física e, incluso, he hecho danza contemporánea, pero aquí no hay una industria que requiera eso. Sin embargo, estoy contento con lo que he ido haciendo.

-¿Cómo le gustaría que evolucionase su personaje en la segunda temporada de la serie?

-De una manera lógica y con sentido común, con inquietudes y con una historia digna de contarse o de ser escuchada. Me gustaría que ocurrieran cosas dentro de mi matrimonio y que la historia del personaje se abriera un poco a la ciudad y a la clínica, que la paleta se empezara a llenar de colores.

-¿Qué tiene Rafi de Alberto?

-Me lo he llevado un poco a ser un tipo con mucha empatía, que intenta ser una buena persona y simpático con todo el mundo. El dibujo del personaje tenía mucho que ver, en ese sentido, con una faceta de mi personalidad, que es la empatía, sobre todo, a la hora de trabajar. Después de tantos años, uno conoce sus armas: servidor no es Leonardo DiCaprio, pero tiene empatía, y la usa (ríe).

-¿Ha incorporado algún elemento biográfico?

--El amor por su hermana y su familia. Para conectarme con los procesos tan rápidos que se viven en televisión a la hora de crear, cuando miraba a María León (Carmen), veía a mi hermana. Tiene esa bondad y ese rollo de buena gente de mi hermana.

-¿Producciones como 'Allí abajo' y 'Ocho apellidos vascos' tienden más puentes de unión?

-¡Claro! En Sevilla las despedidas de solteras vascas están de moda. Y han salido un montón de reportajes de matrimonios con la misma historia que Rafa y Amaya (protagonistas de la película). Y ha unido mucho. A nosotros nos han tratado con mucho amor en el País Vasco y Catalunya.

-¿Qué ha aprendido de los catalanes tras el rodaje del nuevo filme?

-El sentido de la sociedad y de la organización. Bueno, no lo he aprendido, pero lo he visto (ríe). Espero llevármelo aprendido, porque realmente se les envidia.

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