Filigrana lúcida sobre patata frita

Hablando en plata, el fin de año televisivo ha sido de una inenarrable pobreza, sin apenas ni una gala original, al estilo de las que antes se hacían. Nos han ido volcando bucles y refritos, o sea, nos han ido regurgitando una papilla, vieja, más que vista y más que digerida, que ha tenido como máximo repunte la proeza de Tele 5: bajo el título deLa noche en Paz,nos han colocado las mismas actuaciones, exactamente repetidas, que ya nos colocaron la Nochebuena de hacía cinco días. De entre toda esta holgazanería programativa cabe no obstante resaltar, como excepción, el ciclópeo trabajo del actor y caricatoJordi Rios(TV-3). Primero le vimos protagonizando las campanadas en La Pobla de Segur, recreando genialmente al balompédico azulgranaCarles Puyol, y luego, durante toda la madrugada, haciendo de hilo conductor del especialCap d'Any x 10. ¡Ah! Qué potencia escénica la deRios. Tomando como base a esa patata frita de crítico televisivo -ese hermano gemelo mío que actúa semanalmente en BTV-, elaboró una concatenación degagscon un mordiente disfrutable y superlativo. De entre todos ellos cabe destacar ese momento histórico de las campanadas del 2002, desde Sant Cugat, cuandoToni Clapés-entonces aún en TV-3 y en Catalunya Ràdio- se precipitó sobre el frontis de la grácil y sugestivaLídia Heredia, y en un rapto de hermosa lujuria la iba besando con una excitación magnífica. YRios, en su recreación de patata frita, entraba también en calentura y pedía algo para beber porque se le había quedado la lengua como el estropajo de la cocina. De esta filigrana señalemos el duro papel que siempre le toca sufrir al abnegado canario flautaPapitu: parado en el quietismo de su jaula, prudente y educado, recibe sistemáticamente las destemplanzas del crítico con una violencia nunca vista en el mundo de la ornitología. ¡Ah! Quizá en el 2011 el canario flauta acabará rebelándose y nos dará una alegría.

EL PAVO .- Siguiendo con la ornitología señalemos que en la cena de losfrikis delSálvame(T-5) la tertulianaRaquel Bollose presentó con un pavo, auténtico, y vivo, debajo del brazo. O sea, como quien lleva un bolso. No sabemos si la pobre bestia acabó en la cazuela, pero el rato que estuvo en el plató practicó un distanciamiento admirable. Al contrario que los otros pájaros que pululaban por allí, su papel fue exquisito y digno. No dijo ni pío. Aleluya.